3 Otra vez entró Jesús en una sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca.2 Y le observaban para ver si lo sanaba en el día de reposo, para poder acusarle.3 Y dijo* al hombre que tenía la mano seca:Levántate y ponte aquí en medio.4 Entonces les dijo*: ¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar? Pero ellos guardaban silencio.5 Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo* al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano quedó sana[a].6 Pero cuando los fariseos salieron, enseguida comenzaron a tramar[b] con los herodianos en contra de Jesús[c], para ver cómo podrían destruirle.
Las multitudes siguen a Jesús
7 Jesús se retiró al mar con sus discípulos; y una gran multitud de Galileale siguió; y también de Judea,8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, queal oír todo lo que Jesús hacía, vino a El.9 Y dijo a sus discípulos que le tuvieran lista una barca por causa de la multitud, para que no le oprimieran;10 porque había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones se le echaban encima para tocarle.11 Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.12 Y les advertía con insistencia que no revelaran su identidad[d].
3 Otra vez entró Jesús en una sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca. 2 Y le observaban para ver si lo sanaba en el día de reposo, para poder acusarle. 3 Y dijo* al hombre que tenía la mano seca:Levántate y ponte aquí en medio. 4 Entonces les dijo*: ¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar? Pero ellos guardaban silencio. 5 Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo* al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano quedó sana[a]. 6 Pero cuando los fariseos salieron, enseguida comenzaron a tramar[b] con los herodianos en contra de Jesús[c], para ver cómo podrían destruirle.
Las multitudes siguen a Jesús7 Jesús se retiró al mar con sus discípulos; y una gran multitud de Galileale siguió; y también de Judea, 8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, queal oír todo lo que Jesús hacía, vino a El. 9 Y dijo a sus discípulos que le tuvieran lista una barca por causa de la multitud, para que no le oprimieran; 10 porque había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones se le echaban encima para tocarle. 11 Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. 12 Y les advertía con insistencia que no revelaran su identidad[d].