Reescribe el siguiente texto que aparece en desorden, dándole un sentido lógico. 1. Pero el más asustado de todos era él, Felipe, quien lloraba solitario en la orilla de la charca, mojado como un patito feo, pequeño, sucio y hambriento. 2. Felipe era el último de siete hermanos. Sus padres le pusieron a trabajar en una gran empresa agrícola. Allí tenía que hacer de espantapájaros. 3. Una vez el fuego se prendió en la chaqueta de Felipe y si el niño no hubiera sido rápido en tirarse a una charca, seguramente hubiera muerto entre las llamas. 4. Todas las mañanas le daban un cartucho de pólvora, y Felipe, durante horas y horas, iba arriba y abajo por los campos, parándose de vez en cuando para dar fuego a un montoncito de pólvora. 5. Lloraba tan desesperadamente que los gorriones se posaban en un árbol para mirarlo, y piaban de compasión para consolarlo. Pero los pájaros no pueden consolar a los espantapájaros. 6. Su salto espantó a las ranas, que huyeron ruidosamente y a su vez espantaron a los grillos y a las cigarras que dejaron de cantar al instante.
Felipe era el último de siete hermanos. Sus padres le pusieron a trabajar en una
gran empresa agrícola. Allí tenía que hacer de espantapájaros.Todas las mañanas le daban un cartucho de pólvora, y Felipe, durante horas y
horas, iba arriba y abajo por los campos, parándose de vez en cuando para dar
fuego a un montoncito de pólvora.Una vez el fuego se prendió en la chaqueta de Felipe y si el niño no hubiera sido
rápido en tirarse a una charca, seguramente hubiera muerto entre las llamas.Su salto espantó a las ranas, que huyeron ruidosamente y a su vez espantaron
a los grillos y a las cigarras que dejaron de cantar al instante.Lloraba tan desesperadamente que los gorriones se posaban en un árbol para
mirarlo, y piaban de compasión para consolarlo. Pero los pájaros no pueden
Respuesta:
Felipe era el último de siete hermanos. Sus padres le pusieron a trabajar en una
gran empresa agrícola. Allí tenía que hacer de espantapájaros.Todas las mañanas le daban un cartucho de pólvora, y Felipe, durante horas y
horas, iba arriba y abajo por los campos, parándose de vez en cuando para dar
fuego a un montoncito de pólvora.Una vez el fuego se prendió en la chaqueta de Felipe y si el niño no hubiera sido
rápido en tirarse a una charca, seguramente hubiera muerto entre las llamas.Su salto espantó a las ranas, que huyeron ruidosamente y a su vez espantaron
a los grillos y a las cigarras que dejaron de cantar al instante.Lloraba tan desesperadamente que los gorriones se posaban en un árbol para
mirarlo, y piaban de compasión para consolarlo. Pero los pájaros no pueden