Partiendo de la valoración de cada ser humanocomo un don de Dios, la Iglesia manifiesta su postura a favor de cuanto sea proteger la vida humana desde su concepción hasta su fin natural. Protegiendo, especialmente, a los más indefensos y débiles, acerca de los que destacará el Papa Francisco que «entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos» (Evangelii Gaudium, 213).
Partiendo de la valoración de cada ser humano como un don de Dios, la Iglesia manifiesta su postura a favor de cuanto sea proteger la vida humana desde su concepción hasta su fin natural. Protegiendo, especialmente, a los más indefensos y débiles, acerca de los que destacará el Papa Francisco que «entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos» (Evangelii Gaudium, 213).