Reconocen las características de un líder. Teniendo en cuenta las características de Mandela y de algunas formas de poder reconocidas en las sociedades antiguas, identifica 5 características que a tu juicio debe tener un líder que busque ser elegido popularmente para dirigir un gobierno. Justifica tu respuesta.
4. Mandato con caducidad. Nada más salir elegido presidente le puso fecha al momento de su salida. Un mandato de cinco años y nada más. Un líder tiene que saber cuando irse, seguramente para poder hacerlo por la puerta grande. Esta decisión supone un ejercicio absoluto de las fortalezas y de las debilidades de cada uno. Sabía que no era imprescindible y era conocedor de sus limitaciones. Cuando finalizara su primer mandato, en 1999, ya tendría 81 años y sus capacidades ya no serían óptimas para desempeñar el cargo. La historia le tenía reservado el indiscutible puesto de líder moral.
5. Aprender de los errores. La vida de Mandela estuvo plagada de fracasos y de errores, sobre todo a nivel personal, pero hizo que no se volvieran en su contra. Supo afrontarlos con transparencia y con unos inquebrantables principios. Aprendió de los fallos –de hecho su primer discurso como hombre libre fue, como recuerda John Carlin, un auténtico fiasco–, y lo mismo que los acontecimientos posteriores a su salida de prisión. Aprendió e hizo aflorar su integridad, coraje, además del encanto, el poder de persuasión y su cautivadora sonrisa. Un líder ha de saber sonreír.
6. Cautela y generosidad. Al igual que hizo con los afrikáner, los fieles del anterior gobierno, a los que respetó y mantuvo en sus puestos, ya que sostenía que lo único que la gente desea es paz y seguridad para sí misma y para los suyos, fue cauteloso con los cambios, sobre todo en lo concerniente a la modificación de símbolos, monumentos y nombres de calles del anterior régimen de apartheid. No quiso, a pesar de todo lo que había sufrido, humillar a sus compatriotas blancos, y mostró una gran comprensión por los valores afrikáners.
7. Un gran visionario. Supo utilizar todos los resortes para conseguir su fin: unir a negros y blancos. Y hubo un momento mágico en su carrera: la final del campeonato del mundo de rugby, el deporte de los blancos, en el verano de 1995, celebrada en el Johanesburgo Ellis Park. El estadio, hasta ese momento, era un santuario para los blancos y durante ese partido se convirtió en un templo de la unidad del país. La victoria del equipo nacional, los Springboks, se convirtió
Respuesta:
4. Mandato con caducidad. Nada más salir elegido presidente le puso fecha al momento de su salida. Un mandato de cinco años y nada más. Un líder tiene que saber cuando irse, seguramente para poder hacerlo por la puerta grande. Esta decisión supone un ejercicio absoluto de las fortalezas y de las debilidades de cada uno. Sabía que no era imprescindible y era conocedor de sus limitaciones. Cuando finalizara su primer mandato, en 1999, ya tendría 81 años y sus capacidades ya no serían óptimas para desempeñar el cargo. La historia le tenía reservado el indiscutible puesto de líder moral.
5. Aprender de los errores. La vida de Mandela estuvo plagada de fracasos y de errores, sobre todo a nivel personal, pero hizo que no se volvieran en su contra. Supo afrontarlos con transparencia y con unos inquebrantables principios. Aprendió de los fallos –de hecho su primer discurso como hombre libre fue, como recuerda John Carlin, un auténtico fiasco–, y lo mismo que los acontecimientos posteriores a su salida de prisión. Aprendió e hizo aflorar su integridad, coraje, además del encanto, el poder de persuasión y su cautivadora sonrisa. Un líder ha de saber sonreír.
6. Cautela y generosidad. Al igual que hizo con los afrikáner, los fieles del anterior gobierno, a los que respetó y mantuvo en sus puestos, ya que sostenía que lo único que la gente desea es paz y seguridad para sí misma y para los suyos, fue cauteloso con los cambios, sobre todo en lo concerniente a la modificación de símbolos, monumentos y nombres de calles del anterior régimen de apartheid. No quiso, a pesar de todo lo que había sufrido, humillar a sus compatriotas blancos, y mostró una gran comprensión por los valores afrikáners.
7. Un gran visionario. Supo utilizar todos los resortes para conseguir su fin: unir a negros y blancos. Y hubo un momento mágico en su carrera: la final del campeonato del mundo de rugby, el deporte de los blancos, en el verano de 1995, celebrada en el Johanesburgo Ellis Park. El estadio, hasta ese momento, era un santuario para los blancos y durante ese partido se convirtió en un templo de la unidad del país. La victoria del equipo nacional, los Springboks, se convirtió