xivimo
El Renacimiento en el siglo IX, con el famoso despertar de la edad carolingia; aquel que ve en la actividad triunfante y en la mayor riqueza económica e intelectual de los municipios italianos el origen del movimiento humanístico, se ve obligado a escoger entre el siglo XII o el XIII; aquellos, en cambio, que consideran como la señal fundamental de este desarrollo espiritual la eclosión de un arte representativa y plástica totalmente nueva, en oposición al gótico, dominante también en Italia durante todo el siglo XIV, deberían retardar el comienzo del Renacimiento hasta las primeras décadas del siglo XV. En la elección de estas fechas influyen también, por desgracia, las envidias de las naciones. Aquellos, por ejemplo, que quisieran arrebatar a Italia el orgullo, universalmente reconocido hasta los últimos años, de haber sido la sede natural del primero y de todo Renacimiento, sostienen que este es de origen francés, y por eso se remonta al siglo XII, o insinúan que Italia esperó a la llegada de los sabios bizantinos huidos para ponerse en serio a estudiar a la antigüedad, y por ello que el humanismo, preludio y esplendor de la primera época del Renacimiento, no empieza hasta después de la caída de Constantinopla (1493).