Las circunstancias extraordinarias provocadas por la pandemia de COVID-19 y, en especial, el confinamiento de la población española para frenar el contagio han puesto en valor la importancia de las familias y el esfuerzo que requiere por parte de todos sus miembros mantener el equilibro dentro del hogar en una situación prolongada. Con motivo del Día Internacional de las Familias, que se celebra el 15 de mayo (con la Comunidad de Madrid aún en la denominada fase 0), hemos querido conocer la experiencia de algunas de las familias de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo: saber cómo han vivido dos meses encerrados en casa, qué han experimentado en la tímida apertura hacia el exterior y, sobre todo, que esperan del futuro más inmediato.
Las preocupaciones de estas familias coinciden en muchos aspectos y entroncan con los resultados de la encuesta que Plena Inclusión Madrid realizó entre un millar de familias. El miedo a salir a la calle o acudir al puesto de trabajo, el esfuerzo para que sus hijos no pierdan los avances realizados en sus centros educativos o formativos y la necesidad de que retomen su actividad son algunos de los asuntos destacados por los progenitores, junto con la incertidumbre ante un incierto futuro laboral y la delicada situación económica. Todo ello, sumado a la sobrecarga, el estrés y las grandes dificultades emocionales con los que una de cada tres familias de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo reconoce haber afrontado la crisis, según dicha encuesta.
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Las circunstancias extraordinarias provocadas por la pandemia de COVID-19 y, en especial, el confinamiento de la población española para frenar el contagio han puesto en valor la importancia de las familias y el esfuerzo que requiere por parte de todos sus miembros mantener el equilibro dentro del hogar en una situación prolongada. Con motivo del Día Internacional de las Familias, que se celebra el 15 de mayo (con la Comunidad de Madrid aún en la denominada fase 0), hemos querido conocer la experiencia de algunas de las familias de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo: saber cómo han vivido dos meses encerrados en casa, qué han experimentado en la tímida apertura hacia el exterior y, sobre todo, que esperan del futuro más inmediato.
Las preocupaciones de estas familias coinciden en muchos aspectos y entroncan con los resultados de la encuesta que Plena Inclusión Madrid realizó entre un millar de familias. El miedo a salir a la calle o acudir al puesto de trabajo, el esfuerzo para que sus hijos no pierdan los avances realizados en sus centros educativos o formativos y la necesidad de que retomen su actividad son algunos de los asuntos destacados por los progenitores, junto con la incertidumbre ante un incierto futuro laboral y la delicada situación económica. Todo ello, sumado a la sobrecarga, el estrés y las grandes dificultades emocionales con los que una de cada tres familias de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo reconoce haber afrontado la crisis, según dicha encuesta.
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