Siempre había tenido una curiosidad innata de exploradora que la llevaba a querer saber que es lo que había detrás de aquella puerta que la abuela mantenía permanentemente cerrada o de aquel muro sempiterno que invariablemente la saludaba cuando iba al colegio: –hola, buenos días –parecía que le decía el muro todas las mañanas mientras martina lo miraba de reojo desconfiada. martina acostumbraba a jugar sola en el parque, tenía un pequeño mundo particular en su cabeza que le era muy difícil compartir. cómo podían entender a una niña que se podía pasar horas siguiendo a una hormiga? martina la seguía fascinada. –qué gran exploradora –se decía a si misma. ya había pasado la edad en que era demasiado pequeña para estar vigilada y podía expandir sus fronteras de exploración más allá del parque. martina era una chica tímida por lo que sus inicios como exploradora fueron más bien modestos, pero pronto se dio cuenta que no era siempre necesario ir allende los mares para ver cosas maravillosas y fascinantes. una primavera después de su séptimo cumpleaños, tras una refrescante lluvia matutina, estaba en el parque cuando un extraño sonido atrajo su atención hacia la rejilla de una alcantarilla. tumbada en la tierra del parque acercó poco a poco su cara a las rendijas de la boca de la alcantarilla, el sol dejaba ver claramente un pequeño riachuelo que la breve lluvia había formado fugazmente y un pequeño barco de papel que algún niño habría botado un poco más arriba había quedado medio varado luchando por seguir su camino
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Respuesta publicada por : ricardobarbetigirald
Siempre había tenido una curiosidad innata de exploradora que la llevaba a querer saber que es lo que había detrás de aquella puerta que la abuela mantenía permanentemente cerrada o de aquel muro sempiterno que invariablemente la saludaba cuando iba al colegio: –hola, buenos días –parecía que le decía el muro todas las mañanas mientras martina lo miraba de reojo desconfiada. martina acostumbraba a jugar sola en el parque, tenía un pequeño mundo particular en su cabeza que le era muy difícil compartir. cómo podían entender a una niña que se podía pasar horas siguiendo a una hormiga? martina la seguía fascinada. –qué gran exploradora –se decía a si misma. ya había pasado la edad en que era demasiado pequeña para estar vigilada y podía expandir sus fronteras de exploración más allá del parque. martina era una chica tímida por lo que sus inicios como exploradora fueron más bien modestos, pero pronto se dio cuenta que no era siempre necesario ir allende los mares para ver cosas maravillosas y fascinantes. una primavera después de su séptimo cumpleaños, tras una refrescante lluvia matutina, estaba en el parque cuando un extraño sonido atrajo su atención hacia la rejilla de una alcantarilla. tumbada en la tierra del parque acercó poco a poco su cara a las rendijas de la boca de la alcantarilla, el sol dejaba ver claramente un pequeño riachuelo que la breve lluvia había formado fugazmente y un pequeño barco de papel que algún niño habría botado un poco más arriba había quedado medio varado luchando por seguir su camino
espero que ayude