Un caballo joven y desconsiderado caminaba felizmente junto a un asno viejo, que iba muy cargado por los fardos, y que había cargado su amo sobre su lomo. El asno le imploró ayuda a su compañero, le dijo:
– Te pido, amigo, que me ayudes a cargar la mitad de lo que llevo encima, para ti sería como un juego, en cambio para mi sería un enorme servicio, ya que siento que estoy a punto de desmayarme.
Pero el caballo se negó a prestarle ayuda, riéndose del burro. Continuaron caminando, hasta que el asno no aguanto más y cayó desfallecido.
Al ver esto, el caballo se dio cuenta de lo mal que había actuado y ahora el amo; quitó toda la carga que transportaba el burro y la colocó encima de él.
Moraleja: Es preciso ayudarse mutuamente, porque si falta tu compañero su carga terminara en tu espalda.
Un caballo joven y desconsiderado caminaba felizmente junto a un asno viejo, que iba muy cargado por los fardos, y que había cargado su amo sobre su lomo. El asno le imploró ayuda a su compañero, le dijo:
– Te pido, amigo, que me ayudes a cargar la mitad de lo que llevo encima, para ti sería como un juego, en cambio para mi sería un enorme servicio, ya que siento que estoy a punto de desmayarme.
Pero el caballo se negó a prestarle ayuda, riéndose del burro. Continuaron caminando, hasta que el asno no aguanto más y cayó desfallecido.
Al ver esto, el caballo se dio cuenta de lo mal que había actuado y ahora el amo; quitó toda la carga que transportaba el burro y la colocó encima de él.
Moraleja: Es preciso ayudarse mutuamente, porque si falta tu compañero su carga terminara en tu espalda.