Al latín hay que acudir para poder encontrar el origen etimológico del término contraste. En concreto, podemos determinar que procede ese vocablo de la suma de dos partes diferenciadas: el prefijo con-, que puede traducirse como “junto”, y el verbo stare, que es equivalente a “poner de pie”.
Contraste es la acción y efecto de contrastar (mostrar condiciones opuestas o diferencias marcadas, comprobar la exactitud de algo). El contraste, por lo tanto, puede ser la oposición o contraposición que existe entre cosas o personas.
Por ejemplo: “La prensa detectó un marcado contraste en las actitudes de ambos candidatos”, “Resultó imposible no advertir el contraste entre los zapatos lustrados del doctor Castro y las sandalias gastadas de su hijo”, “Esa casa no es tan linda, pero llama la atención por el contraste que produce con los edificios de su alrededor”.
Teniendo en cuenta ese mencionado significado, tendríamos que determinar que el término que ahora nos ocupa es utilizado con mucha frecuencia dentro del ámbito periodístico. Y es que para que un profesional de los medios de comunicación pueda ofrecer una información veraz y sujeta a la realidad se hace necesario que contraste los datos que ya tiene.
Así, por ejemplo, cuando alguien involucrado en un hecho le da una noticia, lo lógico es que se ponga en contacto con la otra parte implicada para poder contrastar aquella. De esta manera, es como conseguirá saber qué es lo que sucede realmente.
Es habitual utilizar el concepto de contraste para nombrar a la diferencia relativa en intensidad que existe entre un punto de una imagen y sus alrededores. Cuando el contraste es nulo, resulta imposible distinguir un objeto de su fondo. En cambio, a mayor contraste, mayor facilidad para la diferenciación.
El contraste, en el aspecto visual de una imagen, también hace referencia a la escasez de tonos intermedios, de forma que resalta con notoriedad lo claro y lo oscuro. Una imagen compuesta por cuadrados blancos y cuadrados negros mostrará un evidente contraste; en cambio, si los cuadrados incluyeran diversas tonalidades en una escala de grises, el contraste sería inexistente.
La sustancia que se introduce en el organismo para hacer observables los órganos mediante rayos X u otros métodos similares se conoce como contraste. Sin este contraste, la imagen que el profesional pretende analizar no sería visible.
El yodo y el bario son los dos elementos que dan forma a esa sustancia que se introduce en el cuerpo del paciente en cuestión para así someterlo a pruebas como los rayos x o las resonancias magnéticas con las que se podrá conocer qué es lo que le sucede. Así, se obtendrán unos resultados, que permitirán descubrir qué enfermedad padece, en qué estado se encuentra la patología que ya tiene diagnosticada o qué acciones hay que llevar a cabo en lo que se refiere a un tratamiento.
En casos de cáncer, de problemas renales o de enfermedades gastrointestinales es cuando se suele recurrir al uso del contraste.
El contraste, por último, es la marca que funciona como garantía de los objetos de metal noble que han sido contrastados (es decir, que se ha comprobado su autenticidad).
Al latín hay que acudir para poder encontrar el origen etimológico del término contraste. En concreto, podemos determinar que procede ese vocablo de la suma de dos partes diferenciadas: el prefijo con-, que puede traducirse como “junto”, y el verbo stare, que es equivalente a “poner de pie”.
Contraste es la acción y efecto de contrastar (mostrar condiciones opuestas o diferencias marcadas, comprobar la exactitud de algo). El contraste, por lo tanto, puede ser la oposición o contraposición que existe entre cosas o personas.
Por ejemplo: “La prensa detectó un marcado contraste en las actitudes de ambos candidatos”, “Resultó imposible no advertir el contraste entre los zapatos lustrados del doctor Castro y las sandalias gastadas de su hijo”, “Esa casa no es tan linda, pero llama la atención por el contraste que produce con los edificios de su alrededor”.
Teniendo en cuenta ese mencionado significado, tendríamos que determinar que el término que ahora nos ocupa es utilizado con mucha frecuencia dentro del ámbito periodístico. Y es que para que un profesional de los medios de comunicación pueda ofrecer una información veraz y sujeta a la realidad se hace necesario que contraste los datos que ya tiene.
Así, por ejemplo, cuando alguien involucrado en un hecho le da una noticia, lo lógico es que se ponga en contacto con la otra parte implicada para poder contrastar aquella. De esta manera, es como conseguirá saber qué es lo que sucede realmente.
Es habitual utilizar el concepto de contraste para nombrar a la diferencia relativa en intensidad que existe entre un punto de una imagen y sus alrededores. Cuando el contraste es nulo, resulta imposible distinguir un objeto de su fondo. En cambio, a mayor contraste, mayor facilidad para la diferenciación.
El contraste, en el aspecto visual de una imagen, también hace referencia a la escasez de tonos intermedios, de forma que resalta con notoriedad lo claro y lo oscuro. Una imagen compuesta por cuadrados blancos y cuadrados negros mostrará un evidente contraste; en cambio, si los cuadrados incluyeran diversas tonalidades en una escala de grises, el contraste sería inexistente.
La sustancia que se introduce en el organismo para hacer observables los órganos mediante rayos X u otros métodos similares se conoce como contraste. Sin este contraste, la imagen que el profesional pretende analizar no sería visible.
El yodo y el bario son los dos elementos que dan forma a esa sustancia que se introduce en el cuerpo del paciente en cuestión para así someterlo a pruebas como los rayos x o las resonancias magnéticas con las que se podrá conocer qué es lo que le sucede. Así, se obtendrán unos resultados, que permitirán descubrir qué enfermedad padece, en qué estado se encuentra la patología que ya tiene diagnosticada o qué acciones hay que llevar a cabo en lo que se refiere a un tratamiento.
En casos de cáncer, de problemas renales o de enfermedades gastrointestinales es cuando se suele recurrir al uso del contraste.
El contraste, por último, es la marca que funciona como garantía de los objetos de metal noble que han sido contrastados (es decir, que se ha comprobado su autenticidad).