Respuesta:
El carácter sagrado y orgánicamente estructurado de la comunidad sacerdotal se actualiza por los
sacramentos y por las virtudes. Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por
el carácter al culto de la religión cristiana, y, regenerados como hijos de Dios, están obligados a confesar
delante de los hombres la fe que recibieron de Dios mediante la Iglesia. Por el sacramento de la
confirmación se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu
Santo, y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos testigos
de Cristo, por la palabra juntamente con las obras. Participando del sacrificio eucarístico, fuente y cumbre
de toda la vida cristiana, ofrecen a Dios la Víctima divina y se ofrecen a sí mismos juntamente con ella. Y así,
sea por la oblación o sea por la sagrada comunión, todos tienen en la celebración litúrgica una parte propia,
no confusamente, sino cada uno de modo distinto. Más aún, confortados con el cuerpo de Cristo en la
sagrada liturgia eucarística, muestran de un modo concreto la unidad del Pueblo de Dios, significada con
propiedad y maravillosamente realizada por este augustísimo sacramento
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Respuesta:
El carácter sagrado y orgánicamente estructurado de la comunidad sacerdotal se actualiza por los
sacramentos y por las virtudes. Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por
el carácter al culto de la religión cristiana, y, regenerados como hijos de Dios, están obligados a confesar
delante de los hombres la fe que recibieron de Dios mediante la Iglesia. Por el sacramento de la
confirmación se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu
Santo, y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos testigos
de Cristo, por la palabra juntamente con las obras. Participando del sacrificio eucarístico, fuente y cumbre
de toda la vida cristiana, ofrecen a Dios la Víctima divina y se ofrecen a sí mismos juntamente con ella. Y así,
sea por la oblación o sea por la sagrada comunión, todos tienen en la celebración litúrgica una parte propia,
no confusamente, sino cada uno de modo distinto. Más aún, confortados con el cuerpo de Cristo en la
sagrada liturgia eucarística, muestran de un modo concreto la unidad del Pueblo de Dios, significada con
propiedad y maravillosamente realizada por este augustísimo sacramento