El encuentro, creado en 2010 por la Corporación Mano Cambiada, celebra la llegada de diversas especies animales a las aguas del Pacífico. El principal atractivo es el avistamiento de la yubarta — la ballena jorobada— que llega a las aguas colombianas a tener sus crías entre julio y octubre de cada año.
El rol de las ballenas en el correcto funcionamiento del ecosistema marino es indiscutible. Sus heces ricas en hierro, nitrógeno y otros nutrientes, actúan como fertilizante, aumentando la productividad de pequeñas algas conocidas como fitoplancton. Éstas son el principal alimento de pequeños crustáceos conocidos como kril, que a su vez sostienen la vida de cientos de especies de peces, aves y mamíferos marinos, incluídas las ballenas.
Estos eventos de fertilización también pueden facilitar la mitigación de los impactos negativos del cambio climático. La cantidad de hierro contenido en las fecas de las ballenas puede llegar a ser 10 millones de veces mayor que el nivel de hierro en el ambiente marino, desencadenando importantes florecimientos de fitoplancton, que a su vez secuestran miles de toneladas de carbono de la atmosfera anualmente.
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El encuentro, creado en 2010 por la Corporación Mano Cambiada, celebra la llegada de diversas especies animales a las aguas del Pacífico. El principal atractivo es el avistamiento de la yubarta — la ballena jorobada— que llega a las aguas colombianas a tener sus crías entre julio y octubre de cada año.
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El rol de las ballenas en el correcto funcionamiento del ecosistema marino es indiscutible. Sus heces ricas en hierro, nitrógeno y otros nutrientes, actúan como fertilizante, aumentando la productividad de pequeñas algas conocidas como fitoplancton. Éstas son el principal alimento de pequeños crustáceos conocidos como kril, que a su vez sostienen la vida de cientos de especies de peces, aves y mamíferos marinos, incluídas las ballenas.
Estos eventos de fertilización también pueden facilitar la mitigación de los impactos negativos del cambio climático. La cantidad de hierro contenido en las fecas de las ballenas puede llegar a ser 10 millones de veces mayor que el nivel de hierro en el ambiente marino, desencadenando importantes florecimientos de fitoplancton, que a su vez secuestran miles de toneladas de carbono de la atmosfera anualmente.