La deforestación o desforestación[1] es un proceso provocado por la acción de los humanos, en el que se destruye o agota la superficie forestal,[2][3][4] generalmente con el objetivo de destinar el suelo a otra actividad. En la actualidad, está directamente relacionada con las actividades industriales, como la tala y quema para la expansión de la frontera agrícola para dar lugar a la agricultura intensiva y la ganadería. La expansión de las áreas urbanas y las actividades mineras también impulsan la deforestación. La construcción de carreteras y vías de acceso a bosques cada vez más remotos mediante la tala furtiva contribuye a la deforestación. En menor medida, la agricultura de subsistencia también está involucrada en actividades de deforestación.[5] Según el investigador británico Norman Myers, el 5 % de la deforestación se debe a cría de ganado, el 19 % a la tala excesiva, el 22 % a las plantaciones de árboles (sobre todo al aceite de palma) y el 54 % a la agricultura de tala y quema.[6]
La deforestación tiene un impacto directo en el cambio climático y calentamiento global actuales. Se estima que la deforestación y otras prácticas agrícolas contribuyeron en las décadas pasadas alrededor del 20 % de las emisiones de dióxido de carbono a nivel global.[7][8] La deforestación destruye la calidad de los suelos, contribuyendo a la erosión de los suelos y la desertificación, aumentando la liberación de polvo mineral y contribuyendo así a las tormentas de arena.[9] Los ecosistemas forestales actúan como sumideros de carbono y desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero,[10] por lo que la deforestación tiene un impacto adverso en la fijación de dióxido de carbono (CO2).
Más del 70% de los animales y plantas viven en áreas forestales, por lo que la deforestación tiene un impacto dramático en la pérdida del hábitat de millones de especies, extinción de especies, la disminución de poblaciones de insectos, la pérdida de biomasa global y de biodiversidad. La deforestación afecta el albedo de la tierra, produciendo cambios en las temperaturas globales, los vientos y las precipitaciones.[11] Los árboles también contribuyen con el ciclo hidrológicodevolviendo el vapor de agua a la atmósfera. La eliminación de los árboles también causa fluctuaciones extremas de temperatura.[12]
Explicación:
La deforestación ocasiona el desplazamiento de poblaciones indígenas[13][14][15] y comunidades rurales,[16] y aumenta la expansión y las variedades de enfermedades infecciosas transmitidas a los humanos por animales que pierden su hábitat.[17][18]
Desde 1750, los cambios más grandes en la superficie del planeta se han producido por la deforestación en climas templados: cuando los bosques y selvas se reducen para dejar espacio al pasto, el albedo de la región afectada se incrementa, lo cual podría producir calentamiento o enfriamiento, dependiendo de las condiciones locales.[19] La deforestación también afecta a la absorción del carbono, lo cual puede producir concentraciones elevadas de CO2, el componente principal de los gases de efecto invernadero.[20] Ciertos modos de limpieza de tierras como el corte y quema empeoran estos efectos al quemar biomasa, que libera directamente gases de efecto invernadero y partículas como el hollín en el aire.
Los bosques todavía cubren alrededor del 31 % de las regiones del mundo.[21] Hace 10.000 años, antes de la expansión de la agricultura, la cobertura forestalen el planeta era de cerca del 50 %. La mayor parte de esa pérdida de superficie forestal se ha dado en este último siglo.[22] Brasil, Indonesia, Myanmar, Nigeria y Tanzania son los cinco países que tuvieron el porcentaje más elevado de deforestación en el período 2010-2015.[23] El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15 llama a detener la deforestación para 2020.[24]
Respuesta:
Deforestación
La deforestación o desforestación[1] es un proceso provocado por la acción de los humanos, en el que se destruye o agota la superficie forestal,[2][3][4] generalmente con el objetivo de destinar el suelo a otra actividad. En la actualidad, está directamente relacionada con las actividades industriales, como la tala y quema para la expansión de la frontera agrícola para dar lugar a la agricultura intensiva y la ganadería. La expansión de las áreas urbanas y las actividades mineras también impulsan la deforestación. La construcción de carreteras y vías de acceso a bosques cada vez más remotos mediante la tala furtiva contribuye a la deforestación. En menor medida, la agricultura de subsistencia también está involucrada en actividades de deforestación.[5] Según el investigador británico Norman Myers, el 5 % de la deforestación se debe a cría de ganado, el 19 % a la tala excesiva, el 22 % a las plantaciones de árboles (sobre todo al aceite de palma) y el 54 % a la agricultura de tala y quema.[6]
La deforestación tiene un impacto directo en el cambio climático y calentamiento global actuales. Se estima que la deforestación y otras prácticas agrícolas contribuyeron en las décadas pasadas alrededor del 20 % de las emisiones de dióxido de carbono a nivel global.[7][8] La deforestación destruye la calidad de los suelos, contribuyendo a la erosión de los suelos y la desertificación, aumentando la liberación de polvo mineral y contribuyendo así a las tormentas de arena.[9] Los ecosistemas forestales actúan como sumideros de carbono y desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero,[10] por lo que la deforestación tiene un impacto adverso en la fijación de dióxido de carbono (CO2).
Más del 70% de los animales y plantas viven en áreas forestales, por lo que la deforestación tiene un impacto dramático en la pérdida del hábitat de millones de especies, extinción de especies, la disminución de poblaciones de insectos, la pérdida de biomasa global y de biodiversidad. La deforestación afecta el albedo de la tierra, produciendo cambios en las temperaturas globales, los vientos y las precipitaciones.[11] Los árboles también contribuyen con el ciclo hidrológicodevolviendo el vapor de agua a la atmósfera. La eliminación de los árboles también causa fluctuaciones extremas de temperatura.[12]
Explicación:
La deforestación ocasiona el desplazamiento de poblaciones indígenas[13][14][15] y comunidades rurales,[16] y aumenta la expansión y las variedades de enfermedades infecciosas transmitidas a los humanos por animales que pierden su hábitat.[17][18]
Desde 1750, los cambios más grandes en la superficie del planeta se han producido por la deforestación en climas templados: cuando los bosques y selvas se reducen para dejar espacio al pasto, el albedo de la región afectada se incrementa, lo cual podría producir calentamiento o enfriamiento, dependiendo de las condiciones locales.[19] La deforestación también afecta a la absorción del carbono, lo cual puede producir concentraciones elevadas de CO2, el componente principal de los gases de efecto invernadero.[20] Ciertos modos de limpieza de tierras como el corte y quema empeoran estos efectos al quemar biomasa, que libera directamente gases de efecto invernadero y partículas como el hollín en el aire.
Los bosques todavía cubren alrededor del 31 % de las regiones del mundo.[21] Hace 10.000 años, antes de la expansión de la agricultura, la cobertura forestalen el planeta era de cerca del 50 %. La mayor parte de esa pérdida de superficie forestal se ha dado en este último siglo.[22] Brasil, Indonesia, Myanmar, Nigeria y Tanzania son los cinco países que tuvieron el porcentaje más elevado de deforestación en el período 2010-2015.[23] El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15 llama a detener la deforestación para 2020.[24]