La historia de la danza contemporánea en Colombia está en proceso de construcción, desde diferentes ángulos y con diferentes perspectivas, algunos documentos de reciente aparición en heterogéneos formatos buscan recuperar la memoria de este arte. El presente texto es un resumen, basado en la revisión de fuentes documentales, que hace un recorrido por más de cuarenta años de la presencia de este arte en el país. Esta es una compilación cronológica de escuelas o academias, grupos y compañías de danza que da relevancia a los diferentes festivales en el desarrollo de la danza contemporánea en el país.
Raúl Parra Gaitán* para El Espectador.
Según algunos textos, se comienza a hablar más extensamente de este género a comienzos de los años 80. Aunque, en los años setenta, algunas academias de danza cuentan ocasionalmente con profesores extranjeros de modern dance, solamente a mediados de esta década se funda la primera de las escuelas que prioriza el estudio de algunas de estas técnicas. El Estudio (1973-1988), dirigido por la rumana Irina Brechel y el colombiano Rafael Sarmiento, iniciará en técnicas modernas a bailarines como Peter Palacio, Carlos Jaramillo, Sonia Ryma, Martha Ruiz, entre otros.
Paralelamente, con la llegada a Colombia (1976-1982) de la argentina Cuca Taburelli se continua este impulso inicial de formación técnica de la que podríamos llamar como primera generación de bailarines modernos del país. La maestra proporciona una formación en Graham y jazz, así como en improvisación y creación, realizando las primeras coreografías colombianas en este género, ejemplo de lo anterior es la pieza Preludio para un final (1981), estrenada en el Teatro Nacional.
Desde los años cincuenta, las escuelas y academias de danza y de ballet, oficiales y privadas proveerán de bailarines a la danza de todo el país, entre las que podemos destacar: Academia Nacional de Danza (Bogotá, 1946-1958), Academia de Ballet de Lilian Stevanovich (Medellín, 1948-1954), Escuela Departamental de Danza (Cali, 1955), Academia de Ballet Ana Pavlova (Bogotá, 1961-) y la Escuela Distrital de Ballet Clásico (1987-2004). En Bogotá la Escuela Distrital de Danza, dirigida por Estela Sandoval (Ballet Cordillera), donde la formación basaba sus estudios en danza interpretativa, en la línea de Isadora Duncan, para la interpretación de la danza folklórica colombiana, se conforma el grupo de danza moderna Zaman-Ek, dirigida por Yesid Carranza. Sus integrantes Carlos Latorre, Jorge Tovar, Gino Peñuela, Leyla Castillo, Raúl Parra van a crear posteriormente grupos de danza moderna, participando activamente del movimiento de los años 90.
En general, y gracias a la formación técnica de muchas de las academias privadas de danza clásica y moderna, así como de los ballets folklóricos (Sonia Osorio y Jaime Orozco) algunos bailarines llegarán a la danza moderna. Sin embargo, frente a la escasa formación en este “estilo” existente en el país, en los años 80, llevará a gran número de bailarines a buscar escuelas en el extranjero para complementar su formación. El Martha Graham School de Nueva York será la preferida durante este periodo. Luego de estos estudios, aquellos que regresaron a lo largo de los años ochenta fundan academias y abren espacios para la danza especialmente en Bogotá. La escuela Triknia Kabelioz, dirigida por Carlos Jaramillo y Sonia Ryma, se convierte en un importante centro del movimiento de danza de esta década, cuya formación corporal se centra en técnicas modernas (Graham, Jazz), así como un curso de experimentación basado en el movimiento afrocolombiano. Este curso, conocido como étnico, daba relevancia a la búsqueda de una forma de movimiento danzado de corte nacionalista, así como a la improvisación que la música de percusión, utilizada para la clase, proponía. En este periodo es claro que tanto la formación técnica, como la creación coreográfica obedecen a parámetros propios de la modernidad en danza, como son los de la utilización de códigos de movimiento, desarrollo de la narración e importancia otorgada a la representación.
De la misma manera en esta década, grupos y pequeñas compañías independientes de danza aparecerán a lo largo del país. En Bogotá: Triknia Kabhelioz de Carlos Jaramillo, Deuxalamori de Álvaro Fuentes, Athanor Danza de Álvaro Restrepo, Muñecos y Tambores de Federico Restrepo, Zajana Quin de Jorge Tovar, Danza Experimental Contemporánea de Katy Chamorro; en Cali: Gaudere Danza de Elsa Valbuena; en Bucaramanga: Grupo experimental de teatro-danza DICAS dirigido por Sonia Arias; en Barranquilla: Grupo Koré de Mónica Gontovnick.
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La historia de la danza contemporánea en Colombia está en proceso de construcción, desde diferentes ángulos y con diferentes perspectivas, algunos documentos de reciente aparición en heterogéneos formatos buscan recuperar la memoria de este arte. El presente texto es un resumen, basado en la revisión de fuentes documentales, que hace un recorrido por más de cuarenta años de la presencia de este arte en el país. Esta es una compilación cronológica de escuelas o academias, grupos y compañías de danza que da relevancia a los diferentes festivales en el desarrollo de la danza contemporánea en el país.
Raúl Parra Gaitán* para El Espectador.
Según algunos textos, se comienza a hablar más extensamente de este género a comienzos de los años 80. Aunque, en los años setenta, algunas academias de danza cuentan ocasionalmente con profesores extranjeros de modern dance, solamente a mediados de esta década se funda la primera de las escuelas que prioriza el estudio de algunas de estas técnicas. El Estudio (1973-1988), dirigido por la rumana Irina Brechel y el colombiano Rafael Sarmiento, iniciará en técnicas modernas a bailarines como Peter Palacio, Carlos Jaramillo, Sonia Ryma, Martha Ruiz, entre otros.
Paralelamente, con la llegada a Colombia (1976-1982) de la argentina Cuca Taburelli se continua este impulso inicial de formación técnica de la que podríamos llamar como primera generación de bailarines modernos del país. La maestra proporciona una formación en Graham y jazz, así como en improvisación y creación, realizando las primeras coreografías colombianas en este género, ejemplo de lo anterior es la pieza Preludio para un final (1981), estrenada en el Teatro Nacional.
Desde los años cincuenta, las escuelas y academias de danza y de ballet, oficiales y privadas proveerán de bailarines a la danza de todo el país, entre las que podemos destacar: Academia Nacional de Danza (Bogotá, 1946-1958), Academia de Ballet de Lilian Stevanovich (Medellín, 1948-1954), Escuela Departamental de Danza (Cali, 1955), Academia de Ballet Ana Pavlova (Bogotá, 1961-) y la Escuela Distrital de Ballet Clásico (1987-2004). En Bogotá la Escuela Distrital de Danza, dirigida por Estela Sandoval (Ballet Cordillera), donde la formación basaba sus estudios en danza interpretativa, en la línea de Isadora Duncan, para la interpretación de la danza folklórica colombiana, se conforma el grupo de danza moderna Zaman-Ek, dirigida por Yesid Carranza. Sus integrantes Carlos Latorre, Jorge Tovar, Gino Peñuela, Leyla Castillo, Raúl Parra van a crear posteriormente grupos de danza moderna, participando activamente del movimiento de los años 90.
En general, y gracias a la formación técnica de muchas de las academias privadas de danza clásica y moderna, así como de los ballets folklóricos (Sonia Osorio y Jaime Orozco) algunos bailarines llegarán a la danza moderna. Sin embargo, frente a la escasa formación en este “estilo” existente en el país, en los años 80, llevará a gran número de bailarines a buscar escuelas en el extranjero para complementar su formación. El Martha Graham School de Nueva York será la preferida durante este periodo. Luego de estos estudios, aquellos que regresaron a lo largo de los años ochenta fundan academias y abren espacios para la danza especialmente en Bogotá. La escuela Triknia Kabelioz, dirigida por Carlos Jaramillo y Sonia Ryma, se convierte en un importante centro del movimiento de danza de esta década, cuya formación corporal se centra en técnicas modernas (Graham, Jazz), así como un curso de experimentación basado en el movimiento afrocolombiano. Este curso, conocido como étnico, daba relevancia a la búsqueda de una forma de movimiento danzado de corte nacionalista, así como a la improvisación que la música de percusión, utilizada para la clase, proponía. En este periodo es claro que tanto la formación técnica, como la creación coreográfica obedecen a parámetros propios de la modernidad en danza, como son los de la utilización de códigos de movimiento, desarrollo de la narración e importancia otorgada a la representación.
De la misma manera en esta década, grupos y pequeñas compañías independientes de danza aparecerán a lo largo del país. En Bogotá: Triknia Kabhelioz de Carlos Jaramillo, Deuxalamori de Álvaro Fuentes, Athanor Danza de Álvaro Restrepo, Muñecos y Tambores de Federico Restrepo, Zajana Quin de Jorge Tovar, Danza Experimental Contemporánea de Katy Chamorro; en Cali: Gaudere Danza de Elsa Valbuena; en Bucaramanga: Grupo experimental de teatro-danza DICAS dirigido por Sonia Arias; en Barranquilla: Grupo Koré de Mónica Gontovnick.
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