El primero fue consecuencia de su asociación, en 1890, con el comerciante colombiano Juan V. Vega (Santos y Barclay, 202: 78) y, el segundo, la fundación, en 1896, de la firma “J.C. Arana y Hermanos” (Pennano, 1988: 162) que consolidó su posición como único habilitador en la zona del Putumayo. En 1901 fundó la firma “Arana, Larrañaga y Compañía”, en sociedad con el cauchero colombiano Benjamín Larrañaga y, a su muerte, compró sus acciones a su hijo Rafael Larrañaga, en 1905 (Santos y Barclay, 2002: 78-79; Pennano, 1988: 162-63).
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El primero fue consecuencia de su asociación, en 1890, con el comerciante colombiano Juan V. Vega (Santos y Barclay, 202: 78) y, el segundo, la fundación, en 1896, de la firma “J.C. Arana y Hermanos” (Pennano, 1988: 162) que consolidó su posición como único habilitador en la zona del Putumayo. En 1901 fundó la firma “Arana, Larrañaga y Compañía”, en sociedad con el cauchero colombiano Benjamín Larrañaga y, a su muerte, compró sus acciones a su hijo Rafael Larrañaga, en 1905 (Santos y Barclay, 2002: 78-79; Pennano, 1988: 162-63).
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