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Todas las vidas empiezan con un primer apartado que habla de sus padres y de sus primeros años. El segundo apartado, se ocupa de los años de poder; el tercero, de sus características personales y el cuarto, de la muerte del emperador. Más que describir caracteres o detallar la psicología de cada uno de los césares biografiados, Suetonio deja que las anécdotas, tanto personales como relativas al ejercicio del poder, arrojen luz sobre los que fueron los hombres más poderosos de su tiempo. A veces la vida privada y el gobierno se entremezclan con brutalidad, como cuando en la biografía de Tiberio se cuenta del que fue sucesor de Augusto que «su crueldad no conoció freno ni límites cuando supo finalmente que su hijo Druso, a quien creía muerto a consecuencia de una enfermedad provocada por su intemperancia, había sido envenenado por su esposa Livila y por seyano pues yo greo que son esas