Quien me dice por favor el dialogo de el viejo y la vieja en la obra la silla de Eugenio ionesco
julietth EL VIEJO. — ¿Quien podría describirlo mejor?LA VIEJA. — ¡Oh, tienes tanto talento, querido, tanto, tanto, tantotalento! Habrías podido ser algo en la vida, mucho más que un mariscal-conserje. EL VIEJO. — Seamos modestos...contentémonos con poco... LA VIEJA. — Quizás has destrozado tu vocación. EL VIEJO(llora de pronto). — ¿La he destrozado? ¿La he roto? |Ah!,¿donde estás mamá, mamá, dónde estás?... Ji, ji, ji ¡Soy huérfano!(Gime)Un huérfano...un huérfano... LA VIEJA— Yo estoy contigo. ¿Qué temes?EL VIEJO. — No, Semíramis, querida. Tú no eres mimamá...Soy huérfano, huérfano. ¿Quién va a defenderme? LA VIEJA. — ¡Pero yo estoy aquí, querido! EL, VIEJO. — No es lo mismo...Yo quiero mi mamá, y tú no eres mimamá. LA VIEJA(acariciándole). — Me destrozas el corazón. No llores,querido. EL VIEJO. — ¡Ji, ji! ¡Déjame, jji, ji! Me siento todo roto, me duele,mi vocación me duele, porque se ha roto. LA VIEJA. — Cálmate. EL VIEJO(solloza con la boca muy abierta,como un bebé) — ¡Soy un huérfano... un huérfano...! LA VIEJA (procura consolarlo, loacaricia). — Mi huerfanito querido,me partes el corazón, huerfanito mío.(Mece al VIEJO, que seha puesto de rodillas).EL. VIEJO(solloza). — ¡Ji, ji, jii! ¡Mi mamá! ¿Donde está mimamá? Ya no tengo mamá.LA VIEJA. — Yo soy tu mujer y ahora soy tu mamá.EL VIEJO(cediendo un poco). — No es cierto; soy huérfano. ¡Ji, Ji!LA VIEJA (que siguemeciéndolo). — ¡Querido mío, mi huérfano, mihuerfanito, mi huerfanón!EL VIEJO(todavía enfurruñado se deja hacer cada vez más). — No, no quiero...no...quiero.LAVIEJA(canturreando). — Huérfano-lí, huérfano-lá, huérfano-lán, huérfano-lon. EL VIEJO. — NO...O...O. NO...O...O.LA VIEJA(lo mismo). — Li Ion lalá, li Ion la laira, huérfano-li,huérfano-lá, huérfano-lilalá.El. VIEJO. — ¡Ji, ji, ji, ji! (Se sorbe los mocos y se calma un poco.)¿Dónde está mi mamá?LA VIEJA. — En él cielo florido...Te espera, te mira entre las flores. No llores, porque la harás llorar.EL VIEJO. — No es cierto..., no me ve..., no me oye. Soy huérfano,en la vida, tú no eres mi mamá.LA VIEJA (EL VIEJOestá casi tranquilo). — Vamos, cálmate, no te pongas en ese estado... Posees enormes cualidades, mi mariscalito...Sécate las lágrimas. Los invitados vendrán esta noche y no deben verte así... No estás destrozado, no estás perdido. Les dirás todo, les explicarás;tienes un mensaje...Dices siempre que se lo dirás...Tienes que vivir,tienes que luchar por tu mensaje.EL VIEJO. — Tengo un mensaje, es verdad, y lucho. "Tengo una misión,tengo algo en el vientre, un mensaje que comunicar a la humanidad, a lahumanidad...LA VIEJA. — A la humanidad, querido, tu mensaje.,EL VIEJO. — Es cierto, cierto. LA VIEJA(le limpia los mocos al VIEJO y le enjuga las lágrimas). — ¡Ajá! Eres un hombre, un soldado, un mariscal-conserje. EL VIEJO(ha dejado las rodillas deLA VIEJA, y se pasea a pasitos,agitado). — Yo no soy como los otros, tengo un ideal en la vida. Quizátenga talento, como tú dices; tengo talento, pero no facilidad. Hedesempeñado bien mi puesto d conserje, he estado siempre a la altura de lasituación, honorablemente, y eso podría ser suficiente...LA VIEJA. — No para ti. Tú no eres como los otros, eres mucho másgrande, y, no obstante, habrías hecho mucho mejor si te hubieras puesto deacuerdo, como todos, con todos Has discutido con todos tus amigos, contodos los directores, con todos los mariscales, con tu hermano.EL VIEJO. — No es culpa mía, Semíramis. Sabes muy bien que dijo.LA VIEJA. — ¿Qué dijo?EL VIEJO. — Dijo: "Amigos míos, tengo una pulga. Os visito con laesperanza de dejar la pulga en vuestra casa”. LA VIEJA. — Son cosas que se dicen, querido. No debías haber hechocaso. ¿Pero por qué te enojaste con Carel? ¿Fue también por culpa de él?EL VIEJO. — Me vas a enojar, me vas a enojar, querida. Por supuesto, éltuvo la culpa. Vino una noche y dijo: "Les deseo buena suerte. Deberíadecirles la palabra que trae la buena suerte, pero no la digo, la pienso". Yse rió como un becerro.LA VIEJA. — Lo dijo con buena intención, querido. En la vida hay queser menos delicado.EL VIEJO. — No me gustan esas bromas.LA VIEJA. — Habrías podido ser marino jefe, ebanista jefe, rey de orquesta jefe.(Largo silencio. Permanecen un tiempo inmóviles, muy rígidos en sus sillas).
EL VIEJO. — ¿Quien podría describirlo mejor?LA VIEJA. — ¡Oh, tienes tanto talento, querido, tanto, tanto, tantotalento! Habrías podido ser algo en la vida, mucho más que un mariscal-conserje.
EL VIEJO. — Seamos modestos...contentémonos con poco...
LA VIEJA. — Quizás has destrozado tu vocación.
EL VIEJO(llora de pronto). — ¿La he destrozado? ¿La he roto? |Ah!,¿donde estás mamá, mamá, dónde estás?... Ji, ji, ji ¡Soy huérfano!(Gime)Un huérfano...un huérfano...
LA VIEJA— Yo estoy contigo. ¿Qué temes?EL VIEJO. — No, Semíramis, querida. Tú no eres mimamá...Soy huérfano, huérfano. ¿Quién va a defenderme?
LA VIEJA. — ¡Pero yo estoy aquí, querido!
EL, VIEJO. — No es lo mismo...Yo quiero mi mamá, y tú no eres mimamá.
LA VIEJA(acariciándole). — Me destrozas el corazón. No llores,querido.
EL VIEJO. — ¡Ji, ji! ¡Déjame, jji, ji! Me siento todo roto, me duele,mi vocación me duele, porque se ha roto.
LA VIEJA. — Cálmate. EL VIEJO(solloza con la boca muy abierta,como un bebé) — ¡Soy un huérfano... un huérfano...!
LA VIEJA (procura consolarlo, loacaricia). — Mi huerfanito querido,me partes el corazón, huerfanito mío.(Mece al VIEJO, que seha puesto de rodillas).EL. VIEJO(solloza). — ¡Ji, ji, jii! ¡Mi mamá! ¿Donde está mimamá? Ya no tengo mamá.LA VIEJA. — Yo soy tu mujer y ahora soy tu mamá.EL VIEJO(cediendo un poco). — No es cierto; soy huérfano. ¡Ji, Ji!LA VIEJA (que siguemeciéndolo). — ¡Querido mío, mi huérfano, mihuerfanito, mi huerfanón!EL VIEJO(todavía enfurruñado se deja hacer cada vez más). — No, no quiero...no...quiero.LAVIEJA(canturreando). — Huérfano-lí, huérfano-lá, huérfano-lán, huérfano-lon. EL VIEJO. — NO...O...O. NO...O...O.LA VIEJA(lo mismo). — Li Ion lalá, li Ion la laira, huérfano-li,huérfano-lá, huérfano-lilalá.El. VIEJO. — ¡Ji, ji, ji, ji! (Se sorbe los mocos y se calma un poco.)¿Dónde está mi mamá?LA VIEJA. — En él cielo florido...Te espera, te mira entre las flores. No llores, porque la harás llorar.EL VIEJO. — No es cierto..., no me ve..., no me oye. Soy huérfano,en la vida, tú no eres mi mamá.LA VIEJA (EL VIEJOestá casi tranquilo). — Vamos, cálmate, no te pongas en ese estado... Posees enormes cualidades, mi mariscalito...Sécate las lágrimas. Los invitados vendrán esta noche y no deben verte así... No estás destrozado, no estás perdido. Les dirás todo, les explicarás;tienes un mensaje...Dices siempre que se lo dirás...Tienes que vivir,tienes que luchar por tu mensaje.EL VIEJO. — Tengo un mensaje, es verdad, y lucho. "Tengo una misión,tengo algo en el vientre, un mensaje que comunicar a la humanidad, a lahumanidad...LA VIEJA. — A la humanidad, querido, tu mensaje.,EL VIEJO. — Es cierto, cierto.
LA VIEJA(le limpia los mocos al VIEJO y le enjuga las lágrimas). — ¡Ajá! Eres un hombre, un soldado, un mariscal-conserje.
EL VIEJO(ha dejado las rodillas deLA VIEJA, y se pasea a pasitos,agitado). — Yo no soy como los otros, tengo un ideal en la vida. Quizátenga talento, como tú dices; tengo talento, pero no facilidad. Hedesempeñado bien mi puesto d conserje, he estado siempre a la altura de lasituación, honorablemente, y eso podría ser suficiente...LA VIEJA. — No para ti. Tú no eres como los otros, eres mucho másgrande, y, no obstante, habrías hecho mucho mejor si te hubieras puesto deacuerdo, como todos, con todos Has discutido con todos tus amigos, contodos los directores, con todos los mariscales, con tu hermano.EL VIEJO. — No es culpa mía, Semíramis. Sabes muy bien que dijo.LA VIEJA. — ¿Qué dijo?EL VIEJO. — Dijo: "Amigos míos, tengo una pulga. Os visito con laesperanza de dejar la pulga en vuestra casa”. LA VIEJA. — Son cosas que se dicen, querido. No debías haber hechocaso. ¿Pero por qué te enojaste con Carel? ¿Fue también por culpa de él?EL VIEJO. — Me vas a enojar, me vas a enojar, querida. Por supuesto, éltuvo la culpa. Vino una noche y dijo: "Les deseo buena suerte. Deberíadecirles la palabra que trae la buena suerte, pero no la digo, la pienso". Yse rió como un becerro.LA VIEJA. — Lo dijo con buena intención, querido. En la vida hay queser menos delicado.EL VIEJO. — No me gustan esas bromas.LA VIEJA. — Habrías podido ser marino jefe, ebanista jefe, rey de orquesta jefe.(Largo silencio. Permanecen un tiempo inmóviles, muy rígidos en sus sillas).