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El 4 de agosto de 1914 fue el día en que se instaló en Cleveland, Estados Unidos, el primer semáforo de la historia con el fin de ordenar el tránsito. El aparato estaba ubicado en la avenida Euclid y la calle 105 Este. Además de luces rojas y verdes, montadas sobre soportes cruzados como brazos, contaba con un emisor de zumbidos. Dos zumbidos indicaban el paso del tránsito que venía por la avenida, y un zumbido permitía el paso de los que venían por la calle 105. Las luces de tránsito tenían un
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antiguo antecedente. En 1868, ya se había instalado una especie de semáforo en el exterior del parlamento británico de Westminster. Era obra del ingeniero J. P. Knight, especializado en señales de ferrocarril. Tenía el aspecto de una señal de ferrocarril y estaba equipado con lámparas de gas rojas y verdes que se encendían por la noche. Tuvo un corto período de funcionamiento porque explotó matando a un policía. El accidente desalentó la continuación de otros experimentos hasta la aparición del
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automóvil, y su multiplicación en las calles de la ciudad hizo imprescindible retomar el tema. Las luces de tránsito modernas son un invento norteamericano, y a partir del ensayo en Cleveland, los semáforos se multiplicaron. Penta es parte de la historia del semáforo, dado que para mediados de 1976 instaló los primeros controladores totalmente electrónicos fabricados en Argentina, los que a la fecha todavía están en funcionamiento.