Con estos sentidos versos empieza Jorge Manrique (1440 - 1479) sus coplas a la muerte de su padre, el maestre D. Rodrigo Manrique. Aquel hombre tan querido y admirado por él, ya no está. Quien fuera "de buenos abrigo", "amado por virtuoso" y "maestro de esforçados y valientes", se ha desvanecido. ¿Qué sentido tiene cuánto fue e hizo?
La composición de Jorge Manrique es una meditación sobre la muerte. Y meditando sobre la muerte lo que aflora, lo que surge como tema es la vida. ¿Qué valor y sentido tiene aquello que se fue o aquello que se hace?. Porque la muerte es ese acontecimiento único en que se manifiesta la realidad del ser humano, el que le hace ver que vive su tiempo como un tiempo mítico, cuando en realidad es un tiempo histórico, pasajero. Todo su afán discurre como si él y lo que hace fuera eterno. Sabe que ha de morir, que la muerte alcanza a todos, pero siente que la muerte es algo que le pasa a los otros. Tiene experiencia de la muerte de los otros, pero le resulta imposible representarse su propia muerte.
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado
da dolor,
cómo a nuestro parescer,
cualquiera tiempo passado fue mejor.
Con estos sentidos versos empieza Jorge Manrique (1440 - 1479) sus coplas a la muerte de su padre, el maestre D. Rodrigo Manrique. Aquel hombre tan querido y admirado por él, ya no está. Quien fuera "de buenos abrigo", "amado por virtuoso" y "maestro de esforçados y valientes", se ha desvanecido. ¿Qué sentido tiene cuánto fue e hizo?
La composición de Jorge Manrique es una meditación sobre la muerte. Y meditando sobre la muerte lo que aflora, lo que surge como tema es la vida. ¿Qué valor y sentido tiene aquello que se fue o aquello que se hace?. Porque la muerte es ese acontecimiento único en que se manifiesta la realidad del ser humano, el que le hace ver que vive su tiempo como un tiempo mítico, cuando en realidad es un tiempo histórico, pasajero. Todo su afán discurre como si él y lo que hace fuera eterno. Sabe que ha de morir, que la muerte alcanza a todos, pero siente que la muerte es algo que le pasa a los otros. Tiene experiencia de la muerte de los otros, pero le resulta imposible representarse su propia muerte.