En 1789, Maximilien de Robespierre participaba en el paso previo a la Revolución Francesa, la reunión de los Estados Generales. “Todo en Francia va a cambiar ahora”, vaticinaba con acierto. Por entonces, nombrado uno de los ocho delegados por el Tercer Estado (el pueblo llano) de la provincia de Artois, a él también le faltaba experimentar un cambio notable.
Creía que el pueblo reafirmaría su confianza en la ley si los culpables eran ajusticiados.
Rousseauniano como era, reivindicó la concesión de derechos políticos completos a toda la ciudadanía, y no solo a la nobleza y el clero. Respaldó, además, el sufragio universal y directo, abogó por las libertades de prensa y de reunión, defendió la educación obligatoria y gratuita y exigió la abolición de la esclavitud y hasta de la pena de muerte. Aunque sorprenda en el personaje cuya memoria equivale al Terror, llegó a pronunciar en los Estados Generales palabras como las siguientes: “Matar a un hombre es cerrarle el camino para volver a la virtud; es matar la expiación; es cosa deshonrosa matar el arrepentimiento”.
En 1789, Maximilien de Robespierre participaba en el paso previo a la Revolución Francesa, la reunión de los Estados Generales. “Todo en Francia va a cambiar ahora”, vaticinaba con acierto. Por entonces, nombrado uno de los ocho delegados por el Tercer Estado (el pueblo llano) de la provincia de Artois, a él también le faltaba experimentar un cambio notable.
Creía que el pueblo reafirmaría su confianza en la ley si los culpables eran ajusticiados.
Rousseauniano como era, reivindicó la concesión de derechos políticos completos a toda la ciudadanía, y no solo a la nobleza y el clero. Respaldó, además, el sufragio universal y directo, abogó por las libertades de prensa y de reunión, defendió la educación obligatoria y gratuita y exigió la abolición de la esclavitud y hasta de la pena de muerte. Aunque sorprenda en el personaje cuya memoria equivale al Terror, llegó a pronunciar en los Estados Generales palabras como las siguientes: “Matar a un hombre es cerrarle el camino para volver a la virtud; es matar la expiación; es cosa deshonrosa matar el arrepentimiento”.