Verónica109
Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entróve, van en su compañía sesenta pendones; salen a verlo mujeres y varones, burgueses y burguesas a las ventanas se ponen, llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor! De las sus bocas todos decían una razón «¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!»