Charles Darwin era un naturalista británico que propuso la teoría de la evolución biológica por selección natural. Darwin definió la evolución como "descendencia con modificación", la idea de que las especies cambian a lo largo del tiempo, dan origen a nuevas especies y comparten un ancestro común
Charles Darwin es, quizás, el biólogo más importante de la historia. Con sus investigaciones, cuestionó el origen divino de la vida que la religión había propuesto e intentó encontrar una explicación científica a por qué los seres vivos son como son.
Sus descubrimientos marcaron un antes y un después en nuestra forma de entender la vida y, por tanto, el mundo. Inició una revolución científica comparable a la que en su día despertó Isaac Newton y asentó las bases de la biología moderna. Gracias a él, la vida es un misterio un poco menos desconcertante.
1. Las especies no se mantienen estáticas en el tiempo, evolucionan
Siempre se había pensado que las especies que vemos ahora eran las mismas desde la aparición de la vida. Sin embargo, Darwin demostró que los organismos no dejan de cambiar, por lo que las especies son algo dinámico.
Simplemente era un problema de perspectiva, pues la evolución es un proceso que requiere millones de años para dar cambios perceptibles y la humanidad lleva en la Tierra menos de 200.000 años, por lo que no hemos tenido tiempo de apreciar el fenómeno de la evolución en el resto de las especies de animales.
2. La selección natural es el mecanismo que permite la evolución
Después de demostrar que las especies cambian y se diferencian las unas de las otras, Darwin tenía que demostrar cuál era esa fuerza que conducía a ello, pues debía haber un mecanismo que lo regulara. Este mecanismo es la selección natural.
La teoría de la selección natural explica por qué los seres vivos evolucionan. Imaginemos que dejamos un oso pardo en la nieve y otro que, por algún defecto genético, es algo más claro de lo normal. ¿Qué sucederá? El oso pardo tendrá pocas probabilidades de cazar sin ser detectado, mientras que el de pelaje más claro, lo tendrá un poco más fácil y comerá más.
Al comer más, tendrá más energía y vivirá más, por lo que tendrá más opciones de reproducirse. El oso pardo llegará a tener, por ejemplo, dos hijos. El claro, cinco. Lo que pasa es que ahora en la población ya habrá más osos claros. Esos cinco se reproducirán también más que los otros dos pardos, por lo que al final, de generación en generación, la proporción de osos claros será mayor.
Además, de entre esos claros, habrá algunos más blancos que otros. Como más blancos sean, más posibilidades de cazar que los otros “menos blancos”. Así, con el tiempo, la evolución va afinando cada vez más y dejando una población perfectamente adaptada a las características del medio.
En resumen, la teoría de la selección natural postula que si no estás adaptado al medio, morirás antes que los que estén mejor adaptados, por lo que la población de esa especie tenderá a tener las características de los más “beneficiados” genéticamente hablando.
3. Todos los seres vivos partimos de un antepasado común
Otra de las grandes contribuciones de Charles Darwin derivó de sus investigaciones sobre la evolución de las especies y está relacionada con el origen de la vida.
Darwin observó que todos los animales que investigaba tenían algunas características en común, las cuales eran más llamativas como más cercanas estuvieran en el espacio. Como más alejadas, menos características compartían.
Esto llevó a Darwin a hipotetizar que todos los organismos partían de un antepasado común que se había ido diferenciando en distintas especies dependiendo de los medios que habitaban los organismos. A día de hoy, esto está confirmado.
4. Fin del antropocentrismo
Darwin puso fin a la idea de que los humanos somos algo especial dentro del Universo. Dijo que éramos un simple animal más al que las leyes de la selección natural le afectan como a todos los otros seres vivos. Esto causó espanto en la Iglesia, pues fue el paso previo a demostrar que los humanos venimos del mono, algo que hoy está perfectamente aceptado pero que en su día supuso una auténtica revolución.
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Charles Darwin era un naturalista británico que propuso la teoría de la evolución biológica por selección natural. Darwin definió la evolución como "descendencia con modificación", la idea de que las especies cambian a lo largo del tiempo, dan origen a nuevas especies y comparten un ancestro común
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Charles Darwin es, quizás, el biólogo más importante de la historia. Con sus investigaciones, cuestionó el origen divino de la vida que la religión había propuesto e intentó encontrar una explicación científica a por qué los seres vivos son como son.
Sus descubrimientos marcaron un antes y un después en nuestra forma de entender la vida y, por tanto, el mundo. Inició una revolución científica comparable a la que en su día despertó Isaac Newton y asentó las bases de la biología moderna. Gracias a él, la vida es un misterio un poco menos desconcertante.
1. Las especies no se mantienen estáticas en el tiempo, evolucionan
Siempre se había pensado que las especies que vemos ahora eran las mismas desde la aparición de la vida. Sin embargo, Darwin demostró que los organismos no dejan de cambiar, por lo que las especies son algo dinámico.
Simplemente era un problema de perspectiva, pues la evolución es un proceso que requiere millones de años para dar cambios perceptibles y la humanidad lleva en la Tierra menos de 200.000 años, por lo que no hemos tenido tiempo de apreciar el fenómeno de la evolución en el resto de las especies de animales.
2. La selección natural es el mecanismo que permite la evolución
Después de demostrar que las especies cambian y se diferencian las unas de las otras, Darwin tenía que demostrar cuál era esa fuerza que conducía a ello, pues debía haber un mecanismo que lo regulara. Este mecanismo es la selección natural.
La teoría de la selección natural explica por qué los seres vivos evolucionan. Imaginemos que dejamos un oso pardo en la nieve y otro que, por algún defecto genético, es algo más claro de lo normal. ¿Qué sucederá? El oso pardo tendrá pocas probabilidades de cazar sin ser detectado, mientras que el de pelaje más claro, lo tendrá un poco más fácil y comerá más.
Al comer más, tendrá más energía y vivirá más, por lo que tendrá más opciones de reproducirse. El oso pardo llegará a tener, por ejemplo, dos hijos. El claro, cinco. Lo que pasa es que ahora en la población ya habrá más osos claros. Esos cinco se reproducirán también más que los otros dos pardos, por lo que al final, de generación en generación, la proporción de osos claros será mayor.
Además, de entre esos claros, habrá algunos más blancos que otros. Como más blancos sean, más posibilidades de cazar que los otros “menos blancos”. Así, con el tiempo, la evolución va afinando cada vez más y dejando una población perfectamente adaptada a las características del medio.
En resumen, la teoría de la selección natural postula que si no estás adaptado al medio, morirás antes que los que estén mejor adaptados, por lo que la población de esa especie tenderá a tener las características de los más “beneficiados” genéticamente hablando.
3. Todos los seres vivos partimos de un antepasado común
Otra de las grandes contribuciones de Charles Darwin derivó de sus investigaciones sobre la evolución de las especies y está relacionada con el origen de la vida.
Darwin observó que todos los animales que investigaba tenían algunas características en común, las cuales eran más llamativas como más cercanas estuvieran en el espacio. Como más alejadas, menos características compartían.
Esto llevó a Darwin a hipotetizar que todos los organismos partían de un antepasado común que se había ido diferenciando en distintas especies dependiendo de los medios que habitaban los organismos. A día de hoy, esto está confirmado.
4. Fin del antropocentrismo
Darwin puso fin a la idea de que los humanos somos algo especial dentro del Universo. Dijo que éramos un simple animal más al que las leyes de la selección natural le afectan como a todos los otros seres vivos. Esto causó espanto en la Iglesia, pues fue el paso previo a demostrar que los humanos venimos del mono, algo que hoy está perfectamente aceptado pero que en su día supuso una auténtica revolución.