Como profesora de Guión hay un libro que elijo siempre como bibliografía obligatoria para mis alumnos. Un libro que suscita tantos prejuicios, bostezos, quejas, desganos, alaridos de furia, llantos de súplica, como ninguno. Un libro que, vencidas estas vallas, se transforma en una herramienta formidable a la hora de escribir e interpretar guiones. Un libro muy moderno que tiene unos 2.500 años. Me refiero al Arte Poética, de Aristóteles. Para entender de qué estamos hablando, recordemos que –entre otras varias cosas- en griego «poiesis» significa «creación». Por lo tanto, este texto, llamado popularmente La Poética, trata acerca de la creación (y qué necesario se vuelve en el ambiente de los guionistas hablar de «creación», cuando vemos que casi todos los manuales del guionista se transforman en recetarios de cocina que nada tienen que envidiar a doña Petrona o, para ser más modernos, al Gato Dumas). Un rato antes que Aristóteles, Platón ya había comparado en su obra Fedón a la medicina con la obra de un escritor. Decía más o menos esto: así como no se puede tratar un órgano sin tener en cuenta la totalidad del cuerpo y el alma, un escritor (un artista) debe tener en cuenta la armonía del conjunto y debe conocer en sus mínimos y en sus máximos detalles el alma humana. Un escritor debe organizar su material antes de sentarse a escribir. Pero la primera vez que en Occidente se realizó y se ofreció un estudio sobre el arte y sobre la manera de componer fue con Aristóteles. El Arte Poética (como ya sabemos si hemos visto El nombre de la rosa, dirigida por Jean Jacques Annaud y basada en la novela homónima de Humberto Eco, interpretada por el buenmozo Sean Connery) no sólo ha llegado a nosotros incompleta sino que ha sido objeto de todo tipo de endiosamientos y repudios conforme los usos y costumbres de cada época. En muchos momentos de la historia, los dichos de Aristóteles fueron considerados normativos, hacia el Siglo XIX se puso en duda su vigencia ya que el arte de escribir había sufrido cambios sustanciales, formas nuevas como el periodismo, cambios sociales importantes y nuestro autor parecía antiguo y pasado de moda ante tanto hervidero social. Los críticos le dieron la espalda (lo que tantas veces resulta bueno). Y en los últimos años del siglo XX los autodenominados «neo críticos» sintieron la necesidad de adaptar la Poética a los tiempos modernos: son los neo-aristotélicos. Pero revisemos, nosotros los que enseñamos a escribir guiones, algunos conceptos establecidos y definidos por Aristóteles.
• Idea: El tema del cual un autor quiere hablar. El mismo significado le damos hoy a 2.500 años. En las clases de guión pongo especial énfasis en una pregunta que, por lo reiterada, se vuelve como un tatuaje para los alumnos: qué querés contar, de qué querés hablar. • Acción: Cada cosa que hace un personaje, física, mental o emocionalmente. Es lo que impulsa la trama, la que nos define a los personajes, la que nos deja ver de qué estamos hablando. Por ejemplo, en una sit-com, el caso: la niñera. Un espectador que encienda por primera vez el televisor y ve un entierro, la particular madre de la niñera vestida de manera llamativa y colorinche, metiendo disimuladamente al principio y no tanto luego el mano en su bolsillo y comiendo bocados de un sandwich: esta acciòn no sólo nos habla de cómo es el personaje sino que lo pinta en su totalidad: desde su sistema de valores, hasta sus hábitos. En mis clases de guión insisto hasta el hartazgo en que encuentren la mejor acción que permita, metonímicamente hablando (esto es, que mostrando una parte pueda ver el todo), caracterizar al personaje de la manera más completa posible. • Carácter: Nuestro autor lo define como todo lo mental, físico y espiritual que hace un personaje y que permite individualizarlo como alguien único, percibirlo en su interioridad. Es lo que se impone aunque el personaje no realice una acción determinada. Es lo que nos muestra si alguien es entusiasta, activo, pasivo, depresivo, etc. Por ejemplo, el personaje de la esposa del militar del film Belleza Americana, es un personaje de carácter: el mundo se le derrumba sobre su cabeza pero ella sigue con su inacción (verdadera acción). Por lo que no hace, por lo que no habla, por el silencio en el que se desplaza, por su rostro inalterable, por su carácter que se impone más allá que cualquier acción, en suma, podemos deducir su alma y su conflicto
Como profesora de Guión hay un libro que elijo siempre
como bibliografía obligatoria para mis alumnos. Un libro
que suscita tantos prejuicios, bostezos, quejas, desganos,
alaridos de furia, llantos de súplica, como ninguno. Un libro
que, vencidas estas vallas, se transforma en una herramienta
formidable a la hora de escribir e interpretar guiones. Un
libro muy moderno que tiene unos 2.500 años.
Me refiero al Arte Poética, de Aristóteles. Para entender de
qué estamos hablando, recordemos que –entre otras varias
cosas- en griego «poiesis» significa «creación». Por lo tanto,
este texto, llamado popularmente La Poética, trata acerca
de la creación (y qué necesario se vuelve en el ambiente de
los guionistas hablar de «creación», cuando vemos que casi
todos los manuales del guionista se transforman en recetarios
de cocina que nada tienen que envidiar a doña Petrona o,
para ser más modernos, al Gato Dumas).
Un rato antes que Aristóteles, Platón ya había comparado
en su obra Fedón a la medicina con la obra de un escritor.
Decía más o menos esto: así como no se puede tratar un
órgano sin tener en cuenta la totalidad del cuerpo y el alma,
un escritor (un artista) debe tener en cuenta la armonía del
conjunto y debe conocer en sus mínimos y en sus máximos
detalles el alma humana. Un escritor debe organizar su
material antes de sentarse a escribir.
Pero la primera vez que en Occidente se realizó y se ofreció
un estudio sobre el arte y sobre la manera de componer fue
con Aristóteles. El Arte Poética (como ya sabemos si hemos
visto El nombre de la rosa, dirigida por Jean Jacques Annaud
y basada en la novela homónima de Humberto Eco,
interpretada por el buenmozo Sean Connery) no sólo ha
llegado a nosotros incompleta sino que ha sido objeto de
todo tipo de endiosamientos y repudios conforme los usos y
costumbres de cada época. En muchos momentos de la
historia, los dichos de Aristóteles fueron considerados
normativos, hacia el Siglo XIX se puso en duda su vigencia
ya que el arte de escribir había sufrido cambios sustanciales,
formas nuevas como el periodismo, cambios sociales
importantes y nuestro autor parecía antiguo y pasado de moda
ante tanto hervidero social. Los críticos le dieron la espalda
(lo que tantas veces resulta bueno). Y en los últimos años
del siglo XX los autodenominados «neo críticos» sintieron
la necesidad de adaptar la Poética a los tiempos modernos:
son los neo-aristotélicos.
Pero revisemos, nosotros los que enseñamos a escribir
guiones, algunos conceptos establecidos y definidos por
Aristóteles.
• Idea: El tema del cual un autor quiere hablar. El mismo
significado le damos hoy a 2.500 años. En las clases de guión
pongo especial énfasis en una pregunta que, por lo reiterada,
se vuelve como un tatuaje para los alumnos: qué querés
contar, de qué querés hablar.
• Acción: Cada cosa que hace un personaje, física, mental o
emocionalmente. Es lo que impulsa la trama, la que nos
define a los personajes, la que nos deja ver de qué estamos
hablando. Por ejemplo, en una sit-com, el caso: la niñera.
Un espectador que encienda por primera vez el televisor y
ve un entierro, la particular madre de la niñera vestida de
manera llamativa y colorinche, metiendo disimuladamente
al principio y no tanto luego el mano en su bolsillo y comiendo
bocados de un sandwich: esta acciòn no sólo nos habla de
cómo es el personaje sino que lo pinta en su totalidad: desde
su sistema de valores, hasta sus hábitos. En mis clases de
guión insisto hasta el hartazgo en que encuentren la mejor
acción que permita, metonímicamente hablando (esto es, que
mostrando una parte pueda ver el todo), caracterizar al
personaje de la manera más completa posible.
• Carácter: Nuestro autor lo define como todo lo mental,
físico y espiritual que hace un personaje y que permite
individualizarlo como alguien único, percibirlo en su
interioridad. Es lo que se impone aunque el personaje no
realice una acción determinada. Es lo que nos muestra si
alguien es entusiasta, activo, pasivo, depresivo, etc. Por
ejemplo, el personaje de la esposa del militar del film Belleza
Americana, es un personaje de carácter: el mundo se le
derrumba sobre su cabeza pero ella sigue con su inacción
(verdadera acción). Por lo que no hace, por lo que no habla,
por el silencio en el que se desplaza, por su rostro inalterable,
por su carácter que se impone más allá que cualquier acción,
en suma, podemos deducir su alma y su conflicto