¿Qué valores nos transmite el cuento? UN VIAJE PARA CONOCER A DIOS
Había una vez un pequeño niño que quería conocer
a Dios. El sabia que seria un largo viaje para llegar
hasta donde vivía Dios.Entonces. empacó su pequeña maleta, puso en ella
una polera. un par de medias. varios panecillos y
cuatro frasquitos de medio litro, cada uno con
distinto tipo de jugo.
Enseguida salió de su casa.
Sus padres lo vieron.
Pensaron que era una de sus ocurrencias: él era
muy imaginativo con sus juegos y a veces tomaba
muy en serio sus fantasías.
No le dijeron nada. No hicieron nada. En el parque
lo esperaban sus amigos.
Pero el niño no fue al parque, tomó otro rumbo.
Cuando ya había recorrido 3 cuadras vio a una
viejecita. Ella estaba sentada en uno de los asientos
de la plaza observando a un grupo de palomas que
correteaban picoteando los granos que la gente les
tiraba, frente a la fuente.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maletita:
estaba a punto de tomar uno de sus jugos cuando
notó que la viejecita se veía hambrienta y él le
ofreció un panecillo.
El resto de la gente, seguía perdida en sus
divagaciones. Nadie reparó en el nuevo cuadro que
estaba creándose en un costado de la plaza, junto a
las palomas. Ella agradecida lo aceptó y sonrió. Su
sonrisa era tan hermosa que el niño quería ver esa
sonrisa nuevamente.
Entonces, él le ofreció un jugo. De nuevo ella le
sonrió.
¡El niño estaba encantado! En ese momento surgió
en ellos algo inexplicable.
Había una atracción inexplicable.
Los dos se quedaron sentados lado a lado toda la
tarde comiendo y sonriendo. pero sin dirigirse
palabra alguna.
Tan pronto como empezó a obscurecer el niño se
sintió cansado y. se levantó para irse.
Abrazó a la viejecita y se marchó.
Ella le brindó una hermosa sonrisa corno nunca
antes había sonreído.
Cuando el niño abrió la puerta de su casa su madre
se sorprendió por la felicidad que reflejaba.
Ella le preguntó: "¿Qué hiciste toda la tarde para
regresar a la casa tan feliz?'
Él le contestó. 'He conocido a Dios, comí y pasé
toda la tarde con ella. ¿Y sabes qué? Ella tiene la
sonrisa más bella que he visto. Por su parte. la
viejecita. llena de felicidad, radiante como el Sol,
regresó a su casa.
Su hijo. admirado por la paz que reflejaba su
rostro, le preguntó: ¿Madre, qué hiciste toda la
tarde, que te hizo tan feliz?".
Ella contestó: "Yo comí panecillos y tomé jugos. en
el parque. con Dios". ¿Y sabes qué? Él es más joven
de lo que yo esperaba".
De: Humberto Agudelo C. Vitaminas diarias para
el espíritu. Tomo 1
Había una vez un pequeño niño que quería conocer
a Dios. El sabia que seria un largo viaje para llegar
hasta donde vivía Dios.Entonces. empacó su pequeña maleta, puso en ella
una polera. un par de medias. varios panecillos y
cuatro frasquitos de medio litro, cada uno con
distinto tipo de jugo.
Enseguida salió de su casa.
Sus padres lo vieron.
Pensaron que era una de sus ocurrencias: él era
muy imaginativo con sus juegos y a veces tomaba
muy en serio sus fantasías.
No le dijeron nada. No hicieron nada. En el parque
lo esperaban sus amigos.
Pero el niño no fue al parque, tomó otro rumbo.
Cuando ya había recorrido 3 cuadras vio a una
viejecita. Ella estaba sentada en uno de los asientos
de la plaza observando a un grupo de palomas que
correteaban picoteando los granos que la gente les
tiraba, frente a la fuente.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maletita:
estaba a punto de tomar uno de sus jugos cuando
notó que la viejecita se veía hambrienta y él le
ofreció un panecillo.
El resto de la gente, seguía perdida en sus
divagaciones. Nadie reparó en el nuevo cuadro que
estaba creándose en un costado de la plaza, junto a
las palomas. Ella agradecida lo aceptó y sonrió. Su
sonrisa era tan hermosa que el niño quería ver esa
sonrisa nuevamente.
Entonces, él le ofreció un jugo. De nuevo ella le
sonrió.
¡El niño estaba encantado! En ese momento surgió
en ellos algo inexplicable.
Había una atracción inexplicable.
Los dos se quedaron sentados lado a lado toda la
tarde comiendo y sonriendo. pero sin dirigirse
palabra alguna.
Tan pronto como empezó a obscurecer el niño se
sintió cansado y. se levantó para irse.
Abrazó a la viejecita y se marchó.
Ella le brindó una hermosa sonrisa corno nunca
antes había sonreído.
Cuando el niño abrió la puerta de su casa su madre
se sorprendió por la felicidad que reflejaba.
Ella le preguntó: "¿Qué hiciste toda la tarde para
regresar a la casa tan feliz?'
Él le contestó. 'He conocido a Dios, comí y pasé
toda la tarde con ella. ¿Y sabes qué? Ella tiene la
sonrisa más bella que he visto. Por su parte. la
viejecita. llena de felicidad, radiante como el Sol,
regresó a su casa.
Su hijo. admirado por la paz que reflejaba su
rostro, le preguntó: ¿Madre, qué hiciste toda la
tarde, que te hizo tan feliz?".
Ella contestó: "Yo comí panecillos y tomé jugos. en
el parque. con Dios". ¿Y sabes qué? Él es más joven
de lo que yo esperaba".
De: Humberto Agudelo C. Vitaminas diarias para
el espíritu. Tomo 1
Respuesta:
Los cuentos son un instrumento magnífico para el aprendizaje de valores, pues los niños se involucran fácilmente con los personajes de las historias, entienden su vocabulario, tienen problemas comunes y pueden aprender a resolverlos como hace el protagonista de ese relato que le lees cada noche.
Explicación:
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espero. ayudarte. vbjsekkeke