Los organismos que viven en condiciones extremas de vida han desarrollado mecanismos fisiológicos especiales para adaptarse al medio y garantizar su supervivencia. Por ejemplo, algunas especies como los llamados “peces de hielo” se han adaptado a vivir en zonas donde la temperatura es cercana o por debajo de los cero grados centígrados. Para ello, han desarrollado, en su sangre y otros fluidos corporales, una sustancia anticongelante que mantiene su fluidez y evita los efectos dañinos de la congelación. Los peces de hielo no tienen glóbulos rojos en la sangre, son transparentes y producen ciertas proteínas que enlazan con los minúsculos cristales de hielo en la sangre para evitar el congelamiento.
Los organismos que viven en condiciones extremas de vida han desarrollado mecanismos fisiológicos especiales para adaptarse al medio y garantizar su supervivencia. Por ejemplo, algunas especies como los llamados “peces de hielo” se han adaptado a vivir en zonas donde la temperatura es cercana o por debajo de los cero grados centígrados. Para ello, han desarrollado, en su sangre y otros fluidos corporales, una sustancia anticongelante que mantiene su fluidez y evita los efectos dañinos de la congelación. Los peces de hielo no tienen glóbulos rojos en la sangre, son transparentes y producen ciertas proteínas que enlazan con los minúsculos cristales de hielo en la sangre para evitar el congelamiento.