¿qué tipo de versos componen la EPÍSTOLA de AMARILIS A BELARDO
ricolasdary En 1621, Félix Lope de Vega Carpio, el egregio escritor español, insertaba en “La Filomena” la bellísima “Epístola de Amarilis a Belardo” de una escritora que se escondía bajo el nombre poético de Amarilis.
La figura de Lope hirió el ego y las fantasías de nuestros coloniales. Su última amada, aquella agresiva Marta Nevares, había acabado por secuestrarle el caletre.
Si nos atenemos al número de sus comedias representadas en Lima, a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, nadie, salvo quizá Lope de Rueda, su antecesor, le iguala.
La turbulenta vida del “Fénix de los Ingenios” se rumoraba mucho en las tertulias de Lima, buena causa para encalabrinar a niñas y mujeres. Parece que una de ellas fue la autora de la Epístola a Belardo, que Lope recogió y mal respondió en “La Filomena”.
La “Epístola de Amarilis a Belardo” es un poema de 355 versos, divididos en estrofas de dieciocho versos cada una; y una de once (la última) Estas estrofas alternan irregularmente versos de once y de siete sílabas. Esta forma poética se llama silva, estrofa que fuera muy usada en el Siglo de Oro.
En 1621, Félix Lope de Vega Carpio, el egregio escritor español, insertaba en “La Filomena” la bellísima “Epístola de Amarilis a Belardo” de una escritora que se escondía bajo el nombre poético de Amarilis.
La figura de Lope hirió el ego y las fantasías de nuestros coloniales. Su última amada, aquella agresiva Marta Nevares, había acabado por secuestrarle el caletre.
Si nos atenemos al número de sus comedias representadas en Lima, a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, nadie, salvo quizá Lope de Rueda, su antecesor, le iguala.
La turbulenta vida del “Fénix de los Ingenios” se rumoraba mucho en las tertulias de Lima, buena causa para encalabrinar a niñas y mujeres. Parece que una de ellas fue la autora de la Epístola a Belardo, que Lope recogió y mal respondió en “La Filomena”.
La “Epístola de Amarilis a Belardo” es un poema de 355 versos, divididos en estrofas de dieciocho versos cada una; y una de once (la última) Estas estrofas alternan irregularmente versos de once y de siete sílabas. Esta forma poética se llama silva, estrofa que fuera muy usada en el Siglo de Oro.