Un duelo Brillante es una obra teatral breve escrita por Isabel Pappalardo.
En ella se describe un breve momento de un día cotidiano en el cual la protagonista le comenta a su marido que ha muerto su vecina y enemiga, y lejos de estar contenta por esto llora amargamente por que es lo socialmente correcto.
BILBAO- Eran casi las tres y cuarto de la madrugada en Melbourne cuando Garbiñe Muguruza cerró el puño y gritó para celebrar su victoria en segunda ronda del Abierto de Australia ante Johanna Konta: 6-4, 6-7 y 7-5. La jornada se fue alargando por culpa de la lluvia y de la duración de los partidos y el último empezó a las 00.30 horas, algo que nunca había ocurrido antes en un Grand Slam. Y la espera de los pocos aficionados que estaban en la Margaret Court Arena mereció la pena. “Agradezco a los que se han quedado que hayan tenido ganas de tenis a estas horas”, dijo Muguruza tras llevarse un duelo brillante, jugado de poder a poder por dos jugadoras muy agresivas.
La de Caracas, que logró romper el saque de su rival en el primer juego, tuvo que mostrar su mejor versión, sobre todo en actitud y constancia, para aguantar los tiros de la británica nacida en Sidney, que tomó muchos riesgos a partir de ceder el primer set. Pero la ganadora de dos Grand Slams contó ayer con un escudo de protección: su servicio. En un partido de 2 horas y 42 minutos, Muguruza solo cedió dos bolas de rotura a su rival, que salvó, y eso le permitió llevar la iniciativa en el tercer set. “Sabía que había que tener paciencia porque iba a llegar mi oportunidad”, apuntó. Y llegó en el duodécimo juego del tercer set cuando Konta flaqueó con su saque y la vasco-venezolana se lo hizo pagar con restos duros y colocados que le dieron el partido a la primera.
Un duelo Brillante es una obra teatral breve escrita por Isabel Pappalardo.
En ella se describe un breve momento de un día cotidiano en el cual la protagonista le comenta a su marido que ha muerto su vecina y enemiga, y lejos de estar contenta por esto llora amargamente por que es lo socialmente correcto.
BILBAO- Eran casi las tres y cuarto de la madrugada en Melbourne cuando Garbiñe Muguruza cerró el puño y gritó para celebrar su victoria en segunda ronda del Abierto de Australia ante Johanna Konta: 6-4, 6-7 y 7-5. La jornada se fue alargando por culpa de la lluvia y de la duración de los partidos y el último empezó a las 00.30 horas, algo que nunca había ocurrido antes en un Grand Slam. Y la espera de los pocos aficionados que estaban en la Margaret Court Arena mereció la pena. “Agradezco a los que se han quedado que hayan tenido ganas de tenis a estas horas”, dijo Muguruza tras llevarse un duelo brillante, jugado de poder a poder por dos jugadoras muy agresivas.
La de Caracas, que logró romper el saque de su rival en el primer juego, tuvo que mostrar su mejor versión, sobre todo en actitud y constancia, para aguantar los tiros de la británica nacida en Sidney, que tomó muchos riesgos a partir de ceder el primer set. Pero la ganadora de dos Grand Slams contó ayer con un escudo de protección: su servicio. En un partido de 2 horas y 42 minutos, Muguruza solo cedió dos bolas de rotura a su rival, que salvó, y eso le permitió llevar la iniciativa en el tercer set. “Sabía que había que tener paciencia porque iba a llegar mi oportunidad”, apuntó. Y llegó en el duodécimo juego del tercer set cuando Konta flaqueó con su saque y la vasco-venezolana se lo hizo pagar con restos duros y colocados que le dieron el partido a la primera.