Una ración de combate o ración de previsión es una comida empacada para ser fácilmente preparada y consumida por las tropas en el campo de batalla.
Este tipo de alimento suele ser muy útil en las operaciones de ayuda en caso de desastres porque pueden ser transportadas en grandes cantidades y ser distribuidas fácilmente. Cubren las necesidades nutricionales básicas a los damnificados hasta que se puedan instalar cocinas más permanentes.
Durante la “guerra de las trincheras” se evidenció la gran ventaja que suponía la comida en lata y las conservas. «El verdadero boom de las conservas se produciría con la Primera Guerra Mundial y los años inmediatos a ella. El negocio conservero auguraba las mejores perspectivas del sector agroalimentario».4 El enemigo bloqueaba la comunicación con la retaguardia, generalmente mediante bombardeos, dejando a las raciones enlatadas como única manera de subsistencia. De hecho, se introdujeron las «raciones de trinchera» y «raciones de reserva», que solo debían abrirse en caso de mucha necesidad.5
Las cocinas suministraban alimento al frente cuando la situación era relativamente calmada. «Pan, jamón, queso, verduras y té en el caso de los británicos. Patatas, verduras, galletas, chocolate y café en las trincheras alemanas.»6 Fue en este periodo donde triunfó la Corned Beff de Leibig, citado anteriormente. Para animar a las tropas también recurrían a tabaco y pequeñas cantidades de bebidas alcohólicas: vino a los franceses, ron a los ingleses y licor a los alemanes.
Aun así, las latas de comida no consiguieron abastecer al cien por cien a los soldados y se dieron episodios de hambre en las espeluznantes trincheras. Ferdinand Gilson, en una entrevista documental, recuerda a sus 106 años las vivencias que aún mantienen en su memoria: «Si por casualidad aparecía un gato por las trincheras, a los quince minutos era una liebre. La decapitábamos con un golpe de bayoneta y la asábamos ¿Gatos? No había gatos en las trincheras»
Historia de la comida de combate:,
La necesidad de desarrollar un aparato logístico de aprovisionamiento para las tropas nace de la Antigua Roma, cuando iba conquistando territorios cada vez más alejados de su capital, dando origen al concepto de «logística militar»,1 aunque este término no fue acuñado hasta 1838 por el Barón de Jomini. Podríamos definir la logística militar como el apoyo a las unidades operativas a través de la administración y distribución de material, equipo, alimentación…
Aunque a finales del siglo del siglo XIX ya había algunos conocimientos asentados sobre los principales nutrientes, no fue regulado en las raciones militares hasta la Primera Guerra Mundial, y mucho menos se había investigado sobre la influencia de la comida en los factores emocionales. Con el desarrollo de la ciencia y la investigación, las principales potencias europeas valoraron la necesidad de una correcta alimentación para los soldados y muchos investigadores empíricos incursionaron en el campo de los alimentos, teniendo como premisa su conservación sin deterioro de sus propiedades nutritivas, soportar condiciones extremas y su fácil transporte.
Respuesta:
Una ración de combate o ración de previsión es una comida empacada para ser fácilmente preparada y consumida por las tropas en el campo de batalla.
Este tipo de alimento suele ser muy útil en las operaciones de ayuda en caso de desastres porque pueden ser transportadas en grandes cantidades y ser distribuidas fácilmente. Cubren las necesidades nutricionales básicas a los damnificados hasta que se puedan instalar cocinas más permanentes.
Explicación:
espero ayudar
Durante la “guerra de las trincheras” se evidenció la gran ventaja que suponía la comida en lata y las conservas. «El verdadero boom de las conservas se produciría con la Primera Guerra Mundial y los años inmediatos a ella. El negocio conservero auguraba las mejores perspectivas del sector agroalimentario».4 El enemigo bloqueaba la comunicación con la retaguardia, generalmente mediante bombardeos, dejando a las raciones enlatadas como única manera de subsistencia. De hecho, se introdujeron las «raciones de trinchera» y «raciones de reserva», que solo debían abrirse en caso de mucha necesidad.5
Las cocinas suministraban alimento al frente cuando la situación era relativamente calmada. «Pan, jamón, queso, verduras y té en el caso de los británicos. Patatas, verduras, galletas, chocolate y café en las trincheras alemanas.»6 Fue en este periodo donde triunfó la Corned Beff de Leibig, citado anteriormente. Para animar a las tropas también recurrían a tabaco y pequeñas cantidades de bebidas alcohólicas: vino a los franceses, ron a los ingleses y licor a los alemanes.
Aun así, las latas de comida no consiguieron abastecer al cien por cien a los soldados y se dieron episodios de hambre en las espeluznantes trincheras. Ferdinand Gilson, en una entrevista documental, recuerda a sus 106 años las vivencias que aún mantienen en su memoria: «Si por casualidad aparecía un gato por las trincheras, a los quince minutos era una liebre. La decapitábamos con un golpe de bayoneta y la asábamos ¿Gatos? No había gatos en las trincheras»
Historia de la comida de combate:,
La necesidad de desarrollar un aparato logístico de aprovisionamiento para las tropas nace de la Antigua Roma, cuando iba conquistando territorios cada vez más alejados de su capital, dando origen al concepto de «logística militar»,1 aunque este término no fue acuñado hasta 1838 por el Barón de Jomini. Podríamos definir la logística militar como el apoyo a las unidades operativas a través de la administración y distribución de material, equipo, alimentación…
Aunque a finales del siglo del siglo XIX ya había algunos conocimientos asentados sobre los principales nutrientes, no fue regulado en las raciones militares hasta la Primera Guerra Mundial, y mucho menos se había investigado sobre la influencia de la comida en los factores emocionales. Con el desarrollo de la ciencia y la investigación, las principales potencias europeas valoraron la necesidad de una correcta alimentación para los soldados y muchos investigadores empíricos incursionaron en el campo de los alimentos, teniendo como premisa su conservación sin deterioro de sus propiedades nutritivas, soportar condiciones extremas y su fácil transporte.