Suelto el aire acumulado en mis pulmones y me dedico a observar cómo el bao va saliendo poco a poco de mi boca mientras termino de abrocharme los últimos botones de la chaqueta.
Me siento en uno de los escalones de cemento que hay cerca de mí, y sin poder evitarlo, me abrazo a mí misma y me hago pequeña.
Tengo demasiado frío en estos momentos; pero supongo que eso está bien. Porque me concentro en lo helada que estoy y, por unas milésimas de segundo, me olvido de todo lo que me rodea. Me olvido de que desde el veinte de diciembre del año pasado, mi familia se ha ido desmoronando lentamente. Y me olvido también de aquellas palabras que nos atormentan día tras día. Especialmente a mi hermana y a mí.
Saludos