arielgomez1712 Dannii041 Aspirante Carlismo(Redirigido desde «Carlistas»)Para los partidarios del Archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión Española, véase Austracista.Para la historia parlamentaria del carlismo, véase Comunión Tradicionalista.En los años 1930, el carlismo hizo suya la enseña de los ejércitos españoles durante los siglos XVI y XVII, la Cruz de Borgoña, considerada bandera representativa de la Monarquía católica de la Casa de Austria.Dos típicos correligionarios carlistas del s. XIX. Francisco Solà i Madriguera, de Taradell (Osona), con su hijo, sobre el 1870.
El carlismo (también conocido a lo largo de su historia como Partido Carlista, Comunión Católico-Monárquica, Partido Jaimista, Comunión Legitimista, Comunión Tradicionalista, entre otros nombres) es un movimiento político español de carácter tradicionalista y legitimista surgido durante la primera mitad del siglo XIX como reacción al proceso de modernización liberal, que pretende el establecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español, y que en sus orígenes propugnaba, no sólo la vuelta al Antiguo Régimen, sino también una política de Cristiandad.1
El carlismo combatió el liberalismo e hizo bandera de la defensa de la religión católica, la patria y la monarquía tradicional resumida en su lema «Dios, Patria, Rey», con el añadido tardío de «Fueros».2 Como movimiento de extraordinaria prolongación en el tiempo, el carlismo fue una fuerza importante en la política española desde 1833 hasta el fin del régimen franquista en la década de 1970. Protagonizó numerosas guerras e intentonas en el siglo XIX y tomó parte del bando sublevado en la Guerra Civil Española de 1936-1939.
Durante la década de 1960 el carlismo se fue dividiendo en dos sectores claramente diferenciados: uno que, alegando una renovación del movimiento, reivindicaba las libertades democráticas, el federalismo plurinacional y el socialismo autogestionario, llamado Partido Carlista (recuperando el nombre inicial del movimiento), que se distinguía por su marcado antifranquismo y un fuerte componente legitimista (contando con el liderazgo de Carlos Hugo de Borbón-Parma); y otro partidario de continuar con el tradicionalismo, tal como fue formulado por Juan Vázquez de Mella, defendiendo la confesionalidad católica del estado, actualmente separado a su vez en la Comunión Tradicionalista Carlista, que no reconoce a ningún aspirante al trono, y la Comunión Tradicionalista (Secretaría Política de Sixto Enrique de Borbón). Las dos corrientes tienen actualmente un apoyo electoral residua
El carlismo (también conocido a lo largo de su historia como Partido Carlista, Comunión Católico-Monárquica, Partido Jaimista, Comunión Legitimista, Comunión Tradicionalista, entre otros nombres) es un movimiento político español de carácter tradicionalista y legitimista surgido durante la primera mitad del siglo XIX como reacción al proceso de modernización liberal, que pretende el establecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español, y que en sus orígenes propugnaba, no sólo la vuelta al Antiguo Régimen, sino también una política de Cristiandad.1
El carlismo combatió el liberalismo e hizo bandera de la defensa de la religión católica, la patria y la monarquía tradicional resumida en su lema «Dios, Patria, Rey», con el añadido tardío de «Fueros».2 Como movimiento de extraordinaria prolongación en el tiempo, el carlismo fue una fuerza importante en la política española desde 1833 hasta el fin del régimen franquista en la década de 1970. Protagonizó numerosas guerras e intentonas en el siglo XIX y tomó parte del bando sublevado en la Guerra Civil Española de 1936-1939.
Durante la década de 1960 el carlismo se fue dividiendo en dos sectores claramente diferenciados: uno que, alegando una renovación del movimiento, reivindicaba las libertades democráticas, el federalismo plurinacional y el socialismo autogestionario, llamado Partido Carlista (recuperando el nombre inicial del movimiento), que se distinguía por su marcado antifranquismo y un fuerte componente legitimista (contando con el liderazgo de Carlos Hugo de Borbón-Parma); y otro partidario de continuar con el tradicionalismo, tal como fue formulado por Juan Vázquez de Mella, defendiendo la confesionalidad católica del estado, actualmente separado a su vez en la Comunión Tradicionalista Carlista, que no reconoce a ningún aspirante al trono, y la Comunión Tradicionalista (Secretaría Política de Sixto Enrique de Borbón). Las dos corrientes tienen actualmente un apoyo electoral residua