¿Qué son los zigurats y cuales fueron sus funciones?
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Los sumerios, pueblo caracterizado por su lengua aglutinante y su escritura cuneiforme -realizada a base de pequeñas cuñas con la punta de una caña y escrita sobre arcilla fresca- y por sus ciudades rodeadas de una red de canales navegables por los que se comunicaban, llevaron a cabo la construcción de altas torres escalonadas y piramidales características de su arquitectura religiosa denominadas ziqqurratu o zigurats (en plural ziqqurratum), de las que los restos conservados aún levantan exclamaciones de admiración. Los babilonios derivaban al parecer el nombre ziqqurratum de un verbo, zaqarum, que significa "destacar, sobresalir. En sumerio, ziqqurat se escribe uigié.nir, es decir, "templo alto o sobresaliente".
En una época en que los egipcios construían sus pirámides a base de grandes bloques de piedra sobre la arena del desierto, los primitivos sumerios y sus sucesores semitas, los pueblos acadio, babilónico y asirio, levantaron sus grandes torres de ladrillos que todavía se conservan desafiando al tiempo en la llanura mesopotámica, y más al norte, a orillas del Tigris, en Asiría.
Sobre ellas planean todavía las más incómodas incógnitas. ¿Fueron construidas como tumbas reales, observatorios terrestres, o acaso es cierta, como reza la tradición, que sus peldaños aspiraban ni más ni menos que a alcanzar el cielo?
Tal vez la más famosa de estas torres sea la Etemenanqui, la "Torre de Babel" del Antiguo Testamento, que era la torre del templo de Marduk en Babilonia, el Esagila.
No obstante, el mejor ejemplar de esta categoría está en Ur. La torre de Urnammu debe su excelente estado de conservación al revestimiento original de ladrillos cocidos de que estaba recubierta y a las cuidadosas renovaciones que se hicieron mil quinientos años después, cuando los últimos reyes de Babilonia trataron de mantener vivos los antiguos santuarios de Sumar. Otro rasgo nuevo fue la idea de un recinto que encerrara un gran espacio abierto, en cuyo centro se instalaba un edificio monumental que también cumplía una función estética.
En una época en que los egipcios construían sus pirámides a base de grandes bloques de piedra sobre la arena del desierto, los primitivos sumerios y sus sucesores semitas, los pueblos acadio, babilónico y asirio, levantaron sus grandes torres de ladrillos que todavía se conservan desafiando al tiempo en la llanura mesopotámica, y más al norte, a orillas del Tigris, en Asiría.
Sobre ellas planean todavía las más incómodas incógnitas. ¿Fueron construidas como tumbas reales, observatorios terrestres, o acaso es cierta, como reza la tradición, que sus peldaños aspiraban ni más ni menos que a alcanzar el cielo?
Tal vez la más famosa de estas torres sea la Etemenanqui, la "Torre de Babel" del Antiguo Testamento, que era la torre del templo de Marduk en Babilonia, el Esagila.
No obstante, el mejor ejemplar de esta categoría está en Ur. La torre de Urnammu debe su excelente estado de conservación al revestimiento original de ladrillos cocidos de que estaba recubierta y a las cuidadosas renovaciones que se hicieron mil quinientos años después, cuando los últimos reyes de Babilonia trataron de mantener vivos los antiguos santuarios de Sumar. Otro rasgo nuevo fue la idea de un recinto que encerrara un gran espacio abierto, en cuyo centro se instalaba un edificio monumental que también cumplía una función estética.