018filis
AUTORHÉCTOR G. BARNÉSContacta al autorhectorgbarnesTAGSEDUCACIÓNHUMORTRABAJOINTELIGENCIATRADICIONESTIEMPO DE LECTURA6 min08.12.2014 – 05:00 H.
Los diferentes refraneros, no únicamente el español, tienen fama de representar un pensamiento conservador, cuando no directamente desfasado o retrógrado. En muchas ocasiones, los dichos se han ganado esta fama a pulso, como aquel “la mujer honrada, con la pierna quebrada y en casa” que reproducía Benito Pérez Galdós en Tristana. En otras tantas, se trata de principios que anticipan la visión ideológica del karma (“el que siembra vientos, cosecha tempestades”), consuela al débil (“Dios aprieta pero no ahoga”), resume la filosofía del rumor periodístico (“si el río suena, agua lleva”) o parece apuntar a la corrupción política (“el que parte y reparte se lleva la mejor parte”).
Podemos plantear un ejercicio de ciencia ficción –en el sentido estricto del término– y preguntarnos si alguna investigación surgida de ámbitos sociológicos, psicológicos o científicos ha conseguido demostrar algunas de las máximas de nuestro refranero. Y parece ser que así es, si nos lo tomamos con un poco de guasa: en repetidas ocasiones, la sabiduría del pueblo ha aparecido reflejada en las conclusiones de los estudios de las revistas científicas de mayor impacto, quizá sin que sus autores sospechasen dicha conexión entre lo riguroso y el conocimiento oral. Probemos con algunos de los más conocidos, que han sobrevivido a décadas de desgaste.
Los diferentes refraneros, no únicamente el español, tienen fama de representar un pensamiento conservador, cuando no directamente desfasado o retrógrado. En muchas ocasiones, los dichos se han ganado esta fama a pulso, como aquel “la mujer honrada, con la pierna quebrada y en casa” que reproducía Benito Pérez Galdós en Tristana. En otras tantas, se trata de principios que anticipan la visión ideológica del karma (“el que siembra vientos, cosecha tempestades”), consuela al débil (“Dios aprieta pero no ahoga”), resume la filosofía del rumor periodístico (“si el río suena, agua lleva”) o parece apuntar a la corrupción política (“el que parte y reparte se lleva la mejor parte”).
Podemos plantear un ejercicio de ciencia ficción –en el sentido estricto del término– y preguntarnos si alguna investigación surgida de ámbitos sociológicos, psicológicos o científicos ha conseguido demostrar algunas de las máximas de nuestro refranero. Y parece ser que así es, si nos lo tomamos con un poco de guasa: en repetidas ocasiones, la sabiduría del pueblo ha aparecido reflejada en las conclusiones de los estudios de las revistas científicas de mayor impacto, quizá sin que sus autores sospechasen dicha conexión entre lo riguroso y el conocimiento oral. Probemos con algunos de los más conocidos, que han sobrevivido a décadas de desgaste.