nicolecastaño
Procesos endógenos y exógenos Como ocurre en cualquier otra parte de la superficie terrestre, los relieves y rocas del territorio argentino se forman a través de dos tipos de procesos: los endógenos y los exógenos.
Los procesos endógenos son aquellos que se originan en el interior de la Tierra debido a las altas temperaturas y presiones que allí se generan, y se pueden clasificar en dos tipos: orogénicos y epirogénicos.
Los procesos orogénicos ocurren cuando las fuerzas que resultan del choque de dos placas tectónicas de la corteza terrestre provocan: el plegamiento y el ascenso de los materiales acumulados en el borde de las placas (se forman entonces montañas de plegamiento), la fractura en bloques que se desplazan a lo largo de fallas, algunos de los cuales se elevan (montañas de fallamiento) y otros se hunden (depresiones). Esto ocurre cuando los materiales son rígidos. Los procesos epirogénicos son movimientos lentos de ascenso y descenso de las placas continentales. Cuando se produce un movimiento epirogénico descendente, el mar avanza sobre el continente y ocurre una intrusión o transgresión marina. Cuando el movimiento es ascendente, el mar retrocede y se produce una regresión marina.
Los procesos exógenos se producen por la acción de los agentes atmosféricos (como el viento, los cambios de temperatura, la lluvia y el hielo) sobre las rocas; es decir, estos procesos comprenden a aquellos que se originan en el exterior de la corteza terrestre. Incluyen cuatro tipos de fenómenos: la meteorización (es decir, la descomposición y la desintegración de las rocas), la erosión (o desgaste de los relieves), el transporte de los materiales erosionados y su acumulación o sedimentación en otras áreas.
Como ocurre en cualquier otra parte de la superficie terrestre, los relieves y rocas del territorio argentino se forman a través de dos tipos de procesos: los endógenos y los exógenos.
Los procesos endógenos son aquellos que se originan en el interior de la Tierra debido a las altas temperaturas y presiones que allí se generan, y se pueden clasificar en dos tipos: orogénicos y epirogénicos.
Los procesos orogénicos ocurren cuando las fuerzas que resultan del choque de dos placas tectónicas de la corteza terrestre provocan:
el plegamiento y el ascenso de los materiales acumulados en el borde de las placas (se forman entonces montañas de plegamiento),
la fractura en bloques que se desplazan a lo largo de fallas, algunos de los cuales se elevan (montañas de fallamiento) y otros se hunden (depresiones). Esto ocurre cuando los materiales son rígidos.
Los procesos epirogénicos son movimientos lentos de ascenso y descenso de las placas continentales. Cuando se produce un movimiento epirogénico descendente, el mar avanza sobre el continente y ocurre una intrusión o transgresión marina. Cuando el movimiento es ascendente, el mar retrocede y se produce una regresión marina.
Los procesos exógenos se producen por la acción de los agentes atmosféricos (como el viento, los cambios de temperatura, la lluvia y el hielo) sobre las rocas; es decir, estos procesos comprenden a aquellos que se originan en el exterior de la corteza terrestre. Incluyen cuatro tipos de fenómenos: la meteorización (es decir, la descomposición y la desintegración de las rocas), la erosión (o desgaste de los relieves), el transporte de los materiales erosionados y su acumulación o sedimentación en otras áreas.