Cristo pide una cosa: permanecer en su amor. ¿Qué nos quiere decir con esto? Imaginémonos cómo es permanecer en un "lugar": como cuando uno "permanece" en la parada del autobús, esperando el transporte que lo llevará de vuelta a casa. Cristo nos pide esperar firmes en su amor, agarrados con fuerza de la cruz: ahí donde Cristo nos ha reconciliado con el Padre y donde nos muestra el camino hacia el cielo.
Jesús amaba cuando hacía posible que las personas que estaban a su alrededor recuperasen la alegría de vivir; a modo de ejemplo, podemos citar a Nicodemo, el hombre que estaba en tinieblas, símbolo de la falta de sentido profundo por donde discurría su vida, pero, cuando se encontró con Jesús, se convirtió en un hombre nuevo. Jesús amaba cuando perdonaba, esa virtud a menudo tan difícil de poner en práctica; la capacidad de perdón que tenía Jesús era tan intensa que, incluso clavado en la cruz, derramó su perdón sobre el corazón de los que lo escarnecían al pie de la cruz. Jesús amó a la gente que lo rodeaba, abriéndole las puertas de la vida eterna; así lo dijo al buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
Respuesta:
Cristo pide una cosa: permanecer en su amor. ¿Qué nos quiere decir con esto? Imaginémonos cómo es permanecer en un "lugar": como cuando uno "permanece" en la parada del autobús, esperando el transporte que lo llevará de vuelta a casa. Cristo nos pide esperar firmes en su amor, agarrados con fuerza de la cruz: ahí donde Cristo nos ha reconciliado con el Padre y donde nos muestra el camino hacia el cielo.
Jesús amaba cuando hacía posible que las personas que estaban a su alrededor recuperasen la alegría de vivir; a modo de ejemplo, podemos citar a Nicodemo, el hombre que estaba en tinieblas, símbolo de la falta de sentido profundo por donde discurría su vida, pero, cuando se encontró con Jesús, se convirtió en un hombre nuevo. Jesús amaba cuando perdonaba, esa virtud a menudo tan difícil de poner en práctica; la capacidad de perdón que tenía Jesús era tan intensa que, incluso clavado en la cruz, derramó su perdón sobre el corazón de los que lo escarnecían al pie de la cruz. Jesús amó a la gente que lo rodeaba, abriéndole las puertas de la vida eterna; así lo dijo al buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.