macarenabarrio
Jesús en su primera manifestación pública entusiasma a los oyentes, pero acto seguido nos dice que cuando descubren que es el hijo del carpintero la cosa cambia, lo rechazan, lo dejan de lado. Para su propio pueblo no puede ser un profeta, un enviado de Dios. Si caemos en la cuenta hoy sigue pasando igual, nos cuesta trabajo creer en un Dios liberador que se manifiesta de la forma más sencilla, que no viene sobre un trono ni es un pontentado importante, ni un religioso de élite, tampoco un hacedor de milagros, sino que Dios a través de su Hijo, se hace presente en los oprimidos y en todas las personas que viven en la soledad o en la marginación. Jesús es quién nos acerca la Buena Noticia, la salvación, quién nos ayuda y anima a trabajar por un mundo más justo y humano, donde todos tengamos una vida digna y llena de amor. No nos dejemos arrastrar por restaurar una iglesia de ritos, ni por una sociedad que olvida la presencia de Dios en su vida dándole la espalda cada día, porque Jesús al igual que en su tierra terminará por irse, ser profeta en otras tierras abiertas a recibir y vivir la Palabra. Jesús, al marcharse, marcó el camino por donde deben transitar todos los que deseen seguirle. Recordemos que nadie es profeta en su tierra, en este caso abonemos nuestra mente y corazón para recibir al verdadero Profeta, Jesús, Hijo de Dios.
Si caemos en la cuenta hoy sigue pasando igual, nos cuesta trabajo creer en un Dios liberador que se manifiesta de la forma más sencilla, que no viene sobre un trono ni es un pontentado importante, ni un religioso de élite, tampoco un hacedor de milagros, sino que Dios a través de su Hijo, se hace presente en los oprimidos y en todas las personas que viven en la soledad o en la marginación.
Jesús es quién nos acerca la Buena Noticia, la salvación, quién nos ayuda y anima a trabajar por un mundo más justo y humano, donde todos tengamos una vida digna y llena de amor.
No nos dejemos arrastrar por restaurar una iglesia de ritos, ni por una sociedad que olvida la presencia de Dios en su vida dándole la espalda cada día, porque Jesús al igual que en su tierra terminará por irse, ser profeta en otras tierras abiertas a recibir y vivir la Palabra. Jesús, al marcharse, marcó el camino por donde deben transitar todos los que deseen seguirle. Recordemos que nadie es profeta en su tierra, en este caso abonemos nuestra mente y corazón para recibir al verdadero Profeta, Jesús, Hijo de Dios.