A lo largo de Su ministerio, Jesucristo no sólo nos señala el camino hacia la felicidad; Él nos conduce a lo largo del mismo. Mediante Su expiación, nos conduce al amor; mediante Sus enseñanzas, nos conduce a verdades eternas; mediante Su vida perfecta, nos conduce al sendero de la obediencia.
A lo largo de Su ministerio, Jesucristo no sólo nos señala el camino hacia la felicidad; Él nos conduce a lo largo del mismo. Mediante Su expiación, nos conduce al amor; mediante Sus enseñanzas, nos conduce a verdades eternas; mediante Su vida perfecta, nos conduce al sendero de la obediencia.