La importancia de la agricultura urbana y periurbana en el mundo
La práctica de la agricultura urbana y periurbana ha obtenido resonantes éxitos como respuesta a cambios de política nacional y crisis económicas desde 1980 (Tanzania, Zimbawe, Sudáfrica, Cuba, Rumania, Rusia, Malasia). Muchas ciudades han aplicado exitosamente políticas favorables a la práctica de la agricultura urbana y periurbana (Newark, Toronto, Sao Paulo, Bagdad, Durban, Kampala, Moscú). En determinados casos, se lleva a cabo bajo la aplicación intensiva de capital y trabajo, como en el litoral mediterráneo español, concretamente en las áreas metropolitanas de Barcelona y Valencia (García et al., 1995:42). Algunas ciudades han revertido sus políticas a favor de la agricultura urbana (Lusaka, Nueva York), mientras que en otras se ha estudiado la posibilidad de aplicar políticas a su favor (Ciudad del Cabo), aunque momentáneamente se decidió abstenerse de su práctica (Drescher, 2000:1).
Tal situación ha revalorizado el papel de la actividad, sobre todo con la puesta en marcha de los programas de Desarrollo Urbano Sostenible, a través de los cuales se pretende establecer mecanismos coherentes para un buen desarrollo de la actividad en el ámbito de las ciudades. La agricultura urbana y periurbana aún no ha sido plenamente reconocida como un factor importante en el desarrollo sostenible de las ciudades. Por ello, es necesario integrarla en los programas de la planificación urbano-regional y en el marco conceptual del desarrollo urbano sostenible. El "Programa Urbano Sostenible" de Hábitat/ CNUAH (Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos), parecería ser el ámbito en el que se apoyaría la integración de la agricultura urbana y periurbana en los procesos de planificación de las ciudades (Ibid. :2-7).
La importancia en la práctica de la agricultura urbana es creciente. Según la FAO, se estima que la agricultura urbana involucra aproximadamente 800 millones de residentes urbanos a nivel mundial en la generación de ingresos y beneficios en torno a la actividades productoras de alimentos. Las investigaciones sugieren que dos terceras partes de hogares urbanos y periurbanos están involucrados en las prácticas agrícolas. La mayoría de los alimentos producidos son para su propio consumo, con excedentes ocasionales que se venden a los mercados locales (FAO-COAG 1999:1).
Una parte de las razones para el crecimiento de la agricultura urbana y periurbana es su adaptabilidad y movilidad, en comparación con la agricultura rural. Debido a que las ciudades se expanden físicamente, las fronteras entre lo urbano, periurbano y la actividad rural están fusionadas y son confusas, por lo que crean tanto oportunidades como riesgos. Hay importantes oportunidades para el empleo productivo primario en el espacio periurbano. La horticultura intensiva y la producción de ganado que ahí se desarrolla, genera empleos y produce un alto valor agregado a los productos que pueden proporcionar ingresos considerables. En particular, la producción comercial periurbana de ganado es un sector de crecimiento extremadamente rápido, representando 34% de la producción total de carne y cerca de 70% de la producción de huevo a nivel mundial
La horticultura también se ha expandido en numerosas ciudades del mundo, sobre todo en los países en desarrollo; hay producción todo el año, empleos e ingreso. Existen productores que realizan prácticas intensivas sobre pequeñas parcelas, haciendo un uso eficiente de recursos acuícolas y edáficos limitados. Tienen elevados volúmenes de producción y por su corto ciclo productivo, puede dar una respuesta rápida a urgentes necesidades alimenticias. Dos ventajas importantes en este tipo de producción: la producción de hortalizas genera ingresos casi a diario a los productores para compra de alimentos; también, debido al carácter perecedero de las mercancías, las pérdidas postcosecha pueden ser menores, toda vez que la producción está localizada cerca de los consumidores.
Los productores urbanos también alcanzan eficiencias mayores, utilizando productivamente recursos subutilizados y no utilizados, tales como tierras vacantes, aguas residuales tratadas, desechos reciclados, así como fuerza de trabajo desempleada. También este tipo de prácticas requieren bajos costos en cuanto al almacenamiento, que de cualquier manera no dejan de ser limitantes en cuanto a las cantidades que pudieran producirse.
Respuesta:
La importancia de la agricultura urbana y periurbana en el mundo
La práctica de la agricultura urbana y periurbana ha obtenido resonantes éxitos como respuesta a cambios de política nacional y crisis económicas desde 1980 (Tanzania, Zimbawe, Sudáfrica, Cuba, Rumania, Rusia, Malasia). Muchas ciudades han aplicado exitosamente políticas favorables a la práctica de la agricultura urbana y periurbana (Newark, Toronto, Sao Paulo, Bagdad, Durban, Kampala, Moscú). En determinados casos, se lleva a cabo bajo la aplicación intensiva de capital y trabajo, como en el litoral mediterráneo español, concretamente en las áreas metropolitanas de Barcelona y Valencia (García et al., 1995:42). Algunas ciudades han revertido sus políticas a favor de la agricultura urbana (Lusaka, Nueva York), mientras que en otras se ha estudiado la posibilidad de aplicar políticas a su favor (Ciudad del Cabo), aunque momentáneamente se decidió abstenerse de su práctica (Drescher, 2000:1).
Tal situación ha revalorizado el papel de la actividad, sobre todo con la puesta en marcha de los programas de Desarrollo Urbano Sostenible, a través de los cuales se pretende establecer mecanismos coherentes para un buen desarrollo de la actividad en el ámbito de las ciudades. La agricultura urbana y periurbana aún no ha sido plenamente reconocida como un factor importante en el desarrollo sostenible de las ciudades. Por ello, es necesario integrarla en los programas de la planificación urbano-regional y en el marco conceptual del desarrollo urbano sostenible. El "Programa Urbano Sostenible" de Hábitat/ CNUAH (Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos), parecería ser el ámbito en el que se apoyaría la integración de la agricultura urbana y periurbana en los procesos de planificación de las ciudades (Ibid. :2-7).
La importancia en la práctica de la agricultura urbana es creciente. Según la FAO, se estima que la agricultura urbana involucra aproximadamente 800 millones de residentes urbanos a nivel mundial en la generación de ingresos y beneficios en torno a la actividades productoras de alimentos. Las investigaciones sugieren que dos terceras partes de hogares urbanos y periurbanos están involucrados en las prácticas agrícolas. La mayoría de los alimentos producidos son para su propio consumo, con excedentes ocasionales que se venden a los mercados locales (FAO-COAG 1999:1).
Una parte de las razones para el crecimiento de la agricultura urbana y periurbana es su adaptabilidad y movilidad, en comparación con la agricultura rural. Debido a que las ciudades se expanden físicamente, las fronteras entre lo urbano, periurbano y la actividad rural están fusionadas y son confusas, por lo que crean tanto oportunidades como riesgos. Hay importantes oportunidades para el empleo productivo primario en el espacio periurbano. La horticultura intensiva y la producción de ganado que ahí se desarrolla, genera empleos y produce un alto valor agregado a los productos que pueden proporcionar ingresos considerables. En particular, la producción comercial periurbana de ganado es un sector de crecimiento extremadamente rápido, representando 34% de la producción total de carne y cerca de 70% de la producción de huevo a nivel mundial
La horticultura también se ha expandido en numerosas ciudades del mundo, sobre todo en los países en desarrollo; hay producción todo el año, empleos e ingreso. Existen productores que realizan prácticas intensivas sobre pequeñas parcelas, haciendo un uso eficiente de recursos acuícolas y edáficos limitados. Tienen elevados volúmenes de producción y por su corto ciclo productivo, puede dar una respuesta rápida a urgentes necesidades alimenticias. Dos ventajas importantes en este tipo de producción: la producción de hortalizas genera ingresos casi a diario a los productores para compra de alimentos; también, debido al carácter perecedero de las mercancías, las pérdidas postcosecha pueden ser menores, toda vez que la producción está localizada cerca de los consumidores.
Los productores urbanos también alcanzan eficiencias mayores, utilizando productivamente recursos subutilizados y no utilizados, tales como tierras vacantes, aguas residuales tratadas, desechos reciclados, así como fuerza de trabajo desempleada. También este tipo de prácticas requieren bajos costos en cuanto al almacenamiento, que de cualquier manera no dejan de ser limitantes en cuanto a las cantidades que pudieran producirse.
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