La sociedad es la cuna del ser humano. Es por medio de ella, que nosotros, podemos desarrollarnos como tal; ya en la antigüedad, se tomaban muy en serio el tema de la sociedad, y fue así como Aristóteles, en la antigua Grecia antes del nacimiento de Cristo, manifestaba de que el hombre era un ser social por naturaleza. Ya que éste, es un ser perfectible y necesita de la sociedad para perfeccionarse. Aparte, somos seres dignos, por lo que somos un fin en sí mismo y no tan solo un medio, por lo que la sociedad nos debe tratar con dignidad. Por esto la sociedad está hecha para el hombre; sin ir más lejos no debemos olvidad que somos nosotros quienes la conformamos. Pero toda sociedad, debe tender al bien común y no al bien público, lo que el mismo Aristóteles manifestaba. Esto, ya que el bien público, es el bien de muchos, pero no de todos. En cambio, el bien común, es lo justo para todos. Como somos seres únicos y dignos, merecemos el todo, pero ese todo, debe de ser, para todos. O sea, cada integrante de la sociedad, debe recibir ese todo. Por lo mismo, el fin último de toda sociedad, según esta corriente de pensamiento, es el bien común.
Muchos tratados han sido escritos, en nombre de la sociedad. Uno de los que más fuerte marcó, el rumbo de la sociedad, fueron los contractualistas. Aquellos autores, como Jobbes, que pregonaban el contrato social. O sea, que el hombre no era un ser social por naturaleza, sino que por necesidad. Ya que el hombre requería del estado, para salvaguardar la propiedad privada. Ya que a veces, llegaba el punto, en que el resto de los ciudadanos, no respetaba lo ajeno. Principalmente los bienes muebles, por lo que el ser humano, requería del estado para que los protegiera. Por lo mismo, se firmaba un acuerdo o contrato tácito, en el cual se cedían ciertos derechos, en pos de que el estado, cuidara de la preservación, de la propiedad privada. Esta teoría, fue sumamente controversial en su época, ya que echaba por tierra las teorías clásicas de sociedad.
Pero más adelante, acercándose al siglo XXI, se volvió a las ideas más clásicas, defendiéndolas y postulando nuevamente, de que el ser humano es un ser social por naturaleza. La sociedad, le es algo propio, por derecho y no por un contrato. Pensemos, en una persona, que no cuenta con bienes. Por ende, bajo la postura de Jobbes, aquella persona, no es parte de la sociedad. Es ahí, que se retoma la idea, de que somos seres dignos de manera intrínseca. Por lo que merecemos ser parte de la sociedad.
De la misma forma, recorriendo las variadas definiciones para sociedad, podemos decir que es todo grupo humano que comparte un mismo lugar geográfico. En el cual, las creencias, la cultura, la religión y la historia, se comparten de manera común. La sociedad en sí, es parte de los estudios de la sociología, antropología y otras ciencias. Las cuales estudian tanto al ser humano, como ser y a la sociedad, como un conjunto de seres. Es por lo mismo, que estas ciencias pueden imprimir fotografías clarificadoras, de aquello que ocurre en una sociedad, mirando un espacio de tiempo determinado.
Otra forma de ver a la sociedad, es la agrupación de personas, detrás de una organización comercial o sin fines de lucro. En el primer caso, podemos ver las sociedades anónimas o las limitadas. En el segundo, las corporaciones y las fundaciones. Pero esto es materia de otros artículos, que podremos ver en la sección de negocios.
La sociedad es la cuna del ser humano. Es por medio de ella, que nosotros, podemos desarrollarnos como tal; ya en la antigüedad, se tomaban muy en serio el tema de la sociedad, y fue así como Aristóteles, en la antigua Grecia antes del nacimiento de Cristo, manifestaba de que el hombre era un ser social por naturaleza. Ya que éste, es un ser perfectible y necesita de la sociedad para perfeccionarse. Aparte, somos seres dignos, por lo que somos un fin en sí mismo y no tan solo un medio, por lo que la sociedad nos debe tratar con dignidad. Por esto la sociedad está hecha para el hombre; sin ir más lejos no debemos olvidad que somos nosotros quienes la conformamos. Pero toda sociedad, debe tender al bien común y no al bien público, lo que el mismo Aristóteles manifestaba. Esto, ya que el bien público, es el bien de muchos, pero no de todos. En cambio, el bien común, es lo justo para todos. Como somos seres únicos y dignos, merecemos el todo, pero ese todo, debe de ser, para todos. O sea, cada integrante de la sociedad, debe recibir ese todo. Por lo mismo, el fin último de toda sociedad, según esta corriente de pensamiento, es el bien común.
Muchos tratados han sido escritos, en nombre de la sociedad. Uno de los que más fuerte marcó, el rumbo de la sociedad, fueron los contractualistas. Aquellos autores, como Jobbes, que pregonaban el contrato social. O sea, que el hombre no era un ser social por naturaleza, sino que por necesidad. Ya que el hombre requería del estado, para salvaguardar la propiedad privada. Ya que a veces, llegaba el punto, en que el resto de los ciudadanos, no respetaba lo ajeno. Principalmente los bienes muebles, por lo que el ser humano, requería del estado para que los protegiera. Por lo mismo, se firmaba un acuerdo o contrato tácito, en el cual se cedían ciertos derechos, en pos de que el estado, cuidara de la preservación, de la propiedad privada. Esta teoría, fue sumamente controversial en su época, ya que echaba por tierra las teorías clásicas de sociedad.
Pero más adelante, acercándose al siglo XXI, se volvió a las ideas más clásicas, defendiéndolas y postulando nuevamente, de que el ser humano es un ser social por naturaleza. La sociedad, le es algo propio, por derecho y no por un contrato. Pensemos, en una persona, que no cuenta con bienes. Por ende, bajo la postura de Jobbes, aquella persona, no es parte de la sociedad. Es ahí, que se retoma la idea, de que somos seres dignos de manera intrínseca. Por lo que merecemos ser parte de la sociedad.
De la misma forma, recorriendo las variadas definiciones para sociedad, podemos decir que es todo grupo humano que comparte un mismo lugar geográfico. En el cual, las creencias, la cultura, la religión y la historia, se comparten de manera común. La sociedad en sí, es parte de los estudios de la sociología, antropología y otras ciencias. Las cuales estudian tanto al ser humano, como ser y a la sociedad, como un conjunto de seres. Es por lo mismo, que estas ciencias pueden imprimir fotografías clarificadoras, de aquello que ocurre en una sociedad, mirando un espacio de tiempo determinado.
Otra forma de ver a la sociedad, es la agrupación de personas, detrás de una organización comercial o sin fines de lucro. En el primer caso, podemos ver las sociedades anónimas o las limitadas. En el segundo, las corporaciones y las fundaciones. Pero esto es materia de otros artículos, que podremos ver en la sección de negocios.