El espacio. Aquí vale casi todo: desde una terraza a un balcón o una azotea. Por pequeño que sea, siempre habrá sitio para un contenedor con algunas plantas. Lo único importante es que esté al aire libre y bien ventilado.
La luz solar. No cualquier espacio es válido: la exposición directa al sol es un requisito básico. Todas las plantas que producen frutos como tomates o pepinos necesitan un mínimo de 6 a 7 horas de exposición al sol. Las plantas de hoja verde como la lechuga o de raíz como las zanahorias necesitan dos o tres horas menos. En cualquier caso, un patio sin luz directa del sol no nos servirá.
El contenedor. Puede ser de cualquier material, forma y tamaño. Lo importante es que tenga la profundidad suficiente y unos agujeros en el fondo para drenar el agua. Por regla general, cuanto más alta es la planta, más profundo ha de ser el contenedor. Si queremos plantar tomates o cualquier otra planta de fruto, 30 centímetros es la profundidad mínima para que se desarrollen correctamente las raíces. Es asimismo importante que el contenedor no haya servido para almacenar previamente algún material tóxico como pintura o detergente. Por lo demás, somos libres de utilizar todo lo que tengamos a mano.
Respuesta:
madera plata responsabilidad paciencia tierra y un terreno
Explicación:
por que sin eso no tienes nada
Respuesta:
El espacio. Aquí vale casi todo: desde una terraza a un balcón o una azotea. Por pequeño que sea, siempre habrá sitio para un contenedor con algunas plantas. Lo único importante es que esté al aire libre y bien ventilado.
La luz solar. No cualquier espacio es válido: la exposición directa al sol es un requisito básico. Todas las plantas que producen frutos como tomates o pepinos necesitan un mínimo de 6 a 7 horas de exposición al sol. Las plantas de hoja verde como la lechuga o de raíz como las zanahorias necesitan dos o tres horas menos. En cualquier caso, un patio sin luz directa del sol no nos servirá.
El contenedor. Puede ser de cualquier material, forma y tamaño. Lo importante es que tenga la profundidad suficiente y unos agujeros en el fondo para drenar el agua. Por regla general, cuanto más alta es la planta, más profundo ha de ser el contenedor. Si queremos plantar tomates o cualquier otra planta de fruto, 30 centímetros es la profundidad mínima para que se desarrollen correctamente las raíces. Es asimismo importante que el contenedor no haya servido para almacenar previamente algún material tóxico como pintura o detergente. Por lo demás, somos libres de utilizar todo lo que tengamos a mano.