Qué sabes de Miguel grau? porque el 8 de octubre de todos los años es feriado ?Castores Qué significa el combate de angamos para los peruanos ?ayudaa yuda
Octubre es el mes de los milagros, pero también es el mes del orgullo nacional representado en Miguel Grau, el “peruano del milenio” y su mítico “Huáscar”. El Prof. César Cortez nos aproxima a las razones por las que conmemoramos el 8 de Octubre.
Prof. César Cortez Mondragón – Docente de la carrera profesional de Turismo y Patrimonio Cultural
Jacinto López en su obra “Historia de la Guerra del Guano y el Salitre” dice que el milagro que se vio en la Guerra del Pacifico, en 1879, fue la acción naval de su comandante Miguel Grau, aferrado a su barco, contra toda la escuadra chilena -que no podía detenerlo- sabiendo que, con desventaja naval, le fuera imposible toda victoria.
Mientras Grau, el Huáscar y una tripulación plenamente comprometida con la patria defendió nuestro mar, se evitó toda clase de invasión a nuestro territorio. Esta fue la lección en la historia. Esta epopeya se convirtió en un milagro que culminó con la inmolación el 8 de octubre en Punta Angamos.
Entre abril y octubre de 1879 fue imposible para Chile desembarcar un solo soldado en nuestro territorio. El monitor Huáscar se convirtió en el temor que llegó a manifestarse en los chilenos con zozobra y desaliento tras haberse decidido la guerra entre ambos países.
Fue necesario acorralar a Grau y a la tripulación del Huáscar con toda una escuadra para acabar con ellos, antes que estos acabasen con los chilenos.
Después de esa inmolación todos los analistas extranjeros, que veían las expectativas de la guerra, llegaron a la afirmación que la victoria chilena era cuestión de tiempo.
Pero qué era el Huáscar frente a los barcos Cochrane y el Blanco Encalada. Un barco de madera construido en 1860, con un blindaje débil y casi sin armamento adecuado –además de una tripulación en proceso de aprendizaje, a excepción de los jefes, muchos de ellos grandes marinos entrenados en Europa- frente a barcos chilenos más modernos, construidos en 1874, con un blindaje tres veces mayor y cañones que podían perforar su blindaje. Sin embargo, prestó un servicio que asombró al mundo entero, gracias al comando de Grau y sus valerosos hombres.
La figura de Miguel Grau fue la de un marino con una gran realidad de la guerra y el momento histórico que se vivía. Era un gran patriota, profesional excelente, político, modesto y con ideas de un caballero de honor frente a la adversidad. De él llegó a decir el historiador peruano Jorge Basadre, que es la justificación de nuestra existencia como nación y pueblo libre. Hasta Benjamín Vicuña, historiador chileno, expresó la añoranza de no haber tenido al “Caballero de los mares” como héroe.
Este es el sentido por el que cada 8 de Octubre hacemos una pausa a nuestra actividad laboral para recordar la hazaña más documentada y verosímil de la historia del Perú.
Octubre es el mes de los milagros, pero también es el mes del orgullo nacional representado en Miguel Grau, el “peruano del milenio” y su mítico “Huáscar”. El Prof. César Cortez nos aproxima a las razones por las que conmemoramos el 8 de Octubre.
Prof. César Cortez Mondragón – Docente de la carrera profesional de Turismo y Patrimonio Cultural
Jacinto López en su obra “Historia de la Guerra del Guano y el Salitre” dice que el milagro que se vio en la Guerra del Pacifico, en 1879, fue la acción naval de su comandante Miguel Grau, aferrado a su barco, contra toda la escuadra chilena -que no podía detenerlo- sabiendo que, con desventaja naval, le fuera imposible toda victoria.
Mientras Grau, el Huáscar y una tripulación plenamente comprometida con la patria defendió nuestro mar, se evitó toda clase de invasión a nuestro territorio. Esta fue la lección en la historia. Esta epopeya se convirtió en un milagro que culminó con la inmolación el 8 de octubre en Punta Angamos.
Entre abril y octubre de 1879 fue imposible para Chile desembarcar un solo soldado en nuestro territorio. El monitor Huáscar se convirtió en el temor que llegó a manifestarse en los chilenos con zozobra y desaliento tras haberse decidido la guerra entre ambos países.
Fue necesario acorralar a Grau y a la tripulación del Huáscar con toda una escuadra para acabar con ellos, antes que estos acabasen con los chilenos.
Después de esa inmolación todos los analistas extranjeros, que veían las expectativas de la guerra, llegaron a la afirmación que la victoria chilena era cuestión de tiempo.
Pero qué era el Huáscar frente a los barcos Cochrane y el Blanco Encalada. Un barco de madera construido en 1860, con un blindaje débil y casi sin armamento adecuado –además de una tripulación en proceso de aprendizaje, a excepción de los jefes, muchos de ellos grandes marinos entrenados en Europa- frente a barcos chilenos más modernos, construidos en 1874, con un blindaje tres veces mayor y cañones que podían perforar su blindaje. Sin embargo, prestó un servicio que asombró al mundo entero, gracias al comando de Grau y sus valerosos hombres.
La figura de Miguel Grau fue la de un marino con una gran realidad de la guerra y el momento histórico que se vivía. Era un gran patriota, profesional excelente, político, modesto y con ideas de un caballero de honor frente a la adversidad. De él llegó a decir el historiador peruano Jorge Basadre, que es la justificación de nuestra existencia como nación y pueblo libre. Hasta Benjamín Vicuña, historiador chileno, expresó la añoranza de no haber tenido al “Caballero de los mares” como héroe.
Este es el sentido por el que cada 8 de Octubre hacemos una pausa a nuestra actividad laboral para recordar la hazaña más documentada y verosímil de la historia del Perú.
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Octubre es el mes de los milagros, pero también es el mes del orgullo nacional representado en Miguel Grau, el “peruano del milenio” y su mítico “Huáscar”. El Prof. César Cortez nos aproxima a las razones por las que conmemoramos el 8 de Octubre.
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Jacinto López en su obra “Historia de la Guerra del Guano y el Salitre” dice que el milagro que se vio en la Guerra del Pacifico, en 1879, fue la acción naval de su comandante Miguel Grau, aferrado a su barco, contra toda la escuadra chilena -que no podía detenerlo- sabiendo que, con desventaja naval, le fuera imposible toda victoria.
Mientras Grau, el Huáscar y una tripulación plenamente comprometida con la patria defendió nuestro mar, se evitó toda clase de invasión a nuestro territorio. Esta fue la lección en la historia. Esta epopeya se convirtió en un milagro que culminó con la inmolación el 8 de octubre en Punta Angamos.
Entre abril y octubre de 1879 fue imposible para Chile desembarcar un solo soldado en nuestro territorio. El monitor Huáscar se convirtió en el temor que llegó a manifestarse en los chilenos con zozobra y desaliento tras haberse decidido la guerra entre ambos países.
Fue necesario acorralar a Grau y a la tripulación del Huáscar con toda una escuadra para acabar con ellos, antes que estos acabasen con los chilenos.
Después de esa inmolación todos los analistas extranjeros, que veían las expectativas de la guerra, llegaron a la afirmación que la victoria chilena era cuestión de tiempo.
Pero qué era el Huáscar frente a los barcos Cochrane y el Blanco Encalada. Un barco de madera construido en 1860, con un blindaje débil y casi sin armamento adecuado –además de una tripulación en proceso de aprendizaje, a excepción de los jefes, muchos de ellos grandes marinos entrenados en Europa- frente a barcos chilenos más modernos, construidos en 1874, con un blindaje tres veces mayor y cañones que podían perforar su blindaje. Sin embargo, prestó un servicio que asombró al mundo entero, gracias al comando de Grau y sus valerosos hombres.
La figura de Miguel Grau fue la de un marino con una gran realidad de la guerra y el momento histórico que se vivía. Era un gran patriota, profesional excelente, político, modesto y con ideas de un caballero de honor frente a la adversidad. De él llegó a decir el historiador peruano Jorge Basadre, que es la justificación de nuestra existencia como nación y pueblo libre. Hasta Benjamín Vicuña, historiador chileno, expresó la añoranza de no haber tenido al “Caballero de los mares” como héroe.
Este es el sentido por el que cada 8 de Octubre hacemos una pausa a nuestra actividad laboral para recordar la hazaña más documentada y verosímil de la historia del Perú.
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Octubre es el mes de los milagros, pero también es el mes del orgullo nacional representado en Miguel Grau, el “peruano del milenio” y su mítico “Huáscar”. El Prof. César Cortez nos aproxima a las razones por las que conmemoramos el 8 de Octubre.
Prof. César Cortez Mondragón – Docente de la carrera profesional de Turismo y Patrimonio Cultural
Jacinto López en su obra “Historia de la Guerra del Guano y el Salitre” dice que el milagro que se vio en la Guerra del Pacifico, en 1879, fue la acción naval de su comandante Miguel Grau, aferrado a su barco, contra toda la escuadra chilena -que no podía detenerlo- sabiendo que, con desventaja naval, le fuera imposible toda victoria.
Mientras Grau, el Huáscar y una tripulación plenamente comprometida con la patria defendió nuestro mar, se evitó toda clase de invasión a nuestro territorio. Esta fue la lección en la historia. Esta epopeya se convirtió en un milagro que culminó con la inmolación el 8 de octubre en Punta Angamos.
Entre abril y octubre de 1879 fue imposible para Chile desembarcar un solo soldado en nuestro territorio. El monitor Huáscar se convirtió en el temor que llegó a manifestarse en los chilenos con zozobra y desaliento tras haberse decidido la guerra entre ambos países.
Fue necesario acorralar a Grau y a la tripulación del Huáscar con toda una escuadra para acabar con ellos, antes que estos acabasen con los chilenos.
Después de esa inmolación todos los analistas extranjeros, que veían las expectativas de la guerra, llegaron a la afirmación que la victoria chilena era cuestión de tiempo.
Pero qué era el Huáscar frente a los barcos Cochrane y el Blanco Encalada. Un barco de madera construido en 1860, con un blindaje débil y casi sin armamento adecuado –además de una tripulación en proceso de aprendizaje, a excepción de los jefes, muchos de ellos grandes marinos entrenados en Europa- frente a barcos chilenos más modernos, construidos en 1874, con un blindaje tres veces mayor y cañones que podían perforar su blindaje. Sin embargo, prestó un servicio que asombró al mundo entero, gracias al comando de Grau y sus valerosos hombres.
La figura de Miguel Grau fue la de un marino con una gran realidad de la guerra y el momento histórico que se vivía. Era un gran patriota, profesional excelente, político, modesto y con ideas de un caballero de honor frente a la adversidad. De él llegó a decir el historiador peruano Jorge Basadre, que es la justificación de nuestra existencia como nación y pueblo libre. Hasta Benjamín Vicuña, historiador chileno, expresó la añoranza de no haber tenido al “Caballero de los mares” como héroe.
Este es el sentido por el que cada 8 de Octubre hacemos una pausa a nuestra actividad laboral para recordar la hazaña más documentada y verosímil de la historia del Perú.
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