Las ciudades se están convirtiendo en el escenario en el que se concentran los fenómenos más determinantes de nuestra época. En el espacio urbano se materializan las principales amenazas a las que nos enfrentamos como sociedad, como el calentamiento global o unas desigualdades que se cronifican y se hacen cada vez más profundas; pero también es el entorno en el que se deberán implementar las soluciones a estos retos.
Esta doble faceta es, quizá, lo que mejor define el mundo urbano al que nos encaminamos. La ciudad es hoy, más que nunca, la contradicción que resulta de combinar oportunidades y amenazas en una escala cada vez más grande. Y es que el crecimiento demográfico, la concentración de riqueza, la capacidad de generar innovación tecnológica, el aumento en el consumo energético y de recursos o la segregación urbana son fenómenos que se han disparado en los últimos años. Una tendencia que a día de hoy parece irreversible.
Pero esta relevancia también hay que entenderla en su vertiente social y política. Ante la crisis de las estructuras de poder tradicionales, los movimientos sociales han emergido como la respuesta ciudadana a la falta de legitimidad del sistema. Hemos pasado de las estructuras a las causas, de las sedes a las redes y de la liturgia a la experiencia política. Las redes globales son cada vez más locales, el activismo necesita la ciudad como entorno de interacción y desarrollo. Es su hábitat natural.
Respuesta:
Las ciudades se están convirtiendo en el escenario en el que se concentran los fenómenos más determinantes de nuestra época. En el espacio urbano se materializan las principales amenazas a las que nos enfrentamos como sociedad, como el calentamiento global o unas desigualdades que se cronifican y se hacen cada vez más profundas; pero también es el entorno en el que se deberán implementar las soluciones a estos retos.
Esta doble faceta es, quizá, lo que mejor define el mundo urbano al que nos encaminamos. La ciudad es hoy, más que nunca, la contradicción que resulta de combinar oportunidades y amenazas en una escala cada vez más grande. Y es que el crecimiento demográfico, la concentración de riqueza, la capacidad de generar innovación tecnológica, el aumento en el consumo energético y de recursos o la segregación urbana son fenómenos que se han disparado en los últimos años. Una tendencia que a día de hoy parece irreversible.
Pero esta relevancia también hay que entenderla en su vertiente social y política. Ante la crisis de las estructuras de poder tradicionales, los movimientos sociales han emergido como la respuesta ciudadana a la falta de legitimidad del sistema. Hemos pasado de las estructuras a las causas, de las sedes a las redes y de la liturgia a la experiencia política. Las redes globales son cada vez más locales, el activismo necesita la ciudad como entorno de interacción y desarrollo. Es su hábitat natural.
Explicación:
Dame corona porfavor