¿Qué representa Sancho Panza frente a las características de su amo? contrasta con algunos ejemplos de la novela.
AquilesSuarez
Frente a la figura atolondrada pero caballeresca de Don Quijote, está la realista y práctica de Sancho Panza. Sancho es la representación de la realidad y lo práctico, acompañada de una enorme sabiduría popular, ya que en momentos apremiantes, aconsejaba al Quijote a través de refranes, sin dejar de serle fiel por la promesa de recibir por sus labores una Ínsula para gobernar.
Sancho, para su amo, es un hombre de bien, pero un tanto cobarde, quien poco a poco se convierte en esa conciencia que le guía a pesar de que al buen Quijote no le importan los resultados de sus acciones, así como también es ese aliento a continuar la búsqueda de su Dulcinea, representación de todo lo que es hermoso y bueno.
Fragmento de Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes:
Primera Parte, Capítulo VII
"En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre—, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale, entre otras cosas, don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que le ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula y le dejase a él gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino"
Segunda parte, Capítulo LXVII
"–No más refranes, Sancho, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes y que te vayas a la mano en decirlos; pero paréceme que es predicar en desierto, y castígame mi madre, y yo trómpogelas.
–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen: "Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra". Estáme reprehendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos.
–Mira, Sancho –respondió don Quijote–: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia. Pero dejémonos desto, y, pues ya viene la noche, retirémonos del camino real algún trecho, donde pasaremos esta noche, y Dios sabe lo que será mañana."
Sancho, para su amo, es un hombre de bien, pero un tanto cobarde, quien poco a poco se convierte en esa conciencia que le guía a pesar de que al buen Quijote no le importan los resultados de sus acciones, así como también es ese aliento a continuar la búsqueda de su Dulcinea, representación de todo lo que es hermoso y bueno.
Fragmento de Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes:
Primera Parte, Capítulo VII
"En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre—, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale, entre otras cosas, don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que le ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula y le dejase a él gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino"
Segunda parte, Capítulo LXVII
"–No más refranes, Sancho, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes y que te vayas a la mano en decirlos; pero paréceme que es predicar en desierto, y castígame mi madre, y yo trómpogelas.
–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen: "Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra". Estáme reprehendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos.
–Mira, Sancho –respondió don Quijote–: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia. Pero dejémonos desto, y, pues ya viene la noche, retirémonos del camino real algún trecho, donde pasaremos esta noche, y Dios sabe lo que será mañana."