Tratar de la paz y los derechos con perspectiva crítica, implica forjar una relación necesaria e indestructible, tomar partido por el fin de la guerra, proponer la eliminación de toda estructura maquinica tendiente a provocar daño, a destruir, a violentar. Los derechos comprometen su teoría y práctica con la realidad de las víctimas, los humillados por el rigor de la fuerza y se ponen del lado de las luchas sociales contra toda opresión entrando en rebeldía sin llegar a la necesidad de entrar en rebelión. Los derechos son una parte sustantiva de lo que ocurre en la realidad concreta, no son artículos constitucionales en espera de recibir el favor político o jurídico para ponerse en actividad.
0 votes Thanks 1
chavelita929isabel
Los derechos humanos no se deben a la paz ni viceversa. Cada concepto tiene su propio origen, sus prácticas y sentidos.
Los derechos humanos no se deben a la paz ni viceversa. Cada concepto tiene su propio origen, sus prácticas y sentidos. No por ello la paz está llamada a llevarse por delante a los derechos, ni estos convertirse en obstáculos para acordar entradas a la paz como resultado de las salidas del ánimo, ambiente y tragedia de la guerra. No es fácil devolver a cada víctima aquello que ha perdido gracias a la guerra, ni imponer a cada adversario el todo o nada que demandan los derechos. Los derechos corresponden a las luchas de los pueblos y son ellos los encargados de decidir por su destino, a optar por aceptar o no los acuerdos sobre ellos, mientras que la ruta de la paz puede ser definida por los adversarios que negocian en la condición de pares en la política y en las armas. Como en el verso, una mano más otra mano no son dos manos, son manos unidas, juntas en la mesa negociando las salidas definitivas de la guerra y las opciones para la realización de los derechos con garantías efectivas, con políticas eficaces, con reglas justas, máxime si cada vez es más claro que hay carencias, necesidades y desigualdades que alientan las prácticas de odios y violencias.
Los derechos son una construcción colectiva en tiempos prolongados y para que un solo derecho llegue a su pleno reconocimiento pueden trascurrir varios siglos hasta mezclarse con los resultados provisionales de otras luchas humanas, civiles o armadas que los convierten en inderogables. La paz en cambio puede lograrse en tiempos cortos, obedecer a conciliaciones o acuerdos de pocos para alcanzar estabilidad en las partes de una unidad, a la vez que sirve para mantener la ausencia de guerra, el fin de unas violencias y la esperanza de su eliminación definitiva, las estructuras de la paz son frágiles y contrario a los derechos puede ser derogada incluso por virtud democrática, por desacuerdos o por sumatoria de voces producidas por ventrílocuos.
Tratar de la paz y los derechos con perspectiva crítica, implica forjar una relación necesaria e indestructible, tomar partido por el fin de la guerra, proponer la eliminación de toda estructura maquinica tendiente a provocar daño, a destruir, a violentar. Los derechos comprometen su teoría y práctica con la realidad de las víctimas, los humillados por el rigor de la fuerza y se ponen del lado de las luchas sociales contra toda opresión entrando en rebeldía sin llegar a la necesidad de entrar en rebelión. Los derechos son una parte sustantiva de lo que ocurre en la realidad concreta, no son artículos constitucionales en espera de recibir el favor político o jurídico para ponerse en actividad.
Los derechos humanos no se deben a la paz ni viceversa. Cada concepto tiene su propio origen, sus prácticas y sentidos. No por ello la paz está llamada a llevarse por delante a los derechos, ni estos convertirse en obstáculos para acordar entradas a la paz como resultado de las salidas del ánimo, ambiente y tragedia de la guerra. No es fácil devolver a cada víctima aquello que ha perdido gracias a la guerra, ni imponer a cada adversario el todo o nada que demandan los derechos. Los derechos corresponden a las luchas de los pueblos y son ellos los encargados de decidir por su destino, a optar por aceptar o no los acuerdos sobre ellos, mientras que la ruta de la paz puede ser definida por los adversarios que negocian en la condición de pares en la política y en las armas. Como en el verso, una mano más otra mano no son dos manos, son manos unidas, juntas en la mesa negociando las salidas definitivas de la guerra y las opciones para la realización de los derechos con garantías efectivas, con políticas eficaces, con reglas justas, máxime si cada vez es más claro que hay carencias, necesidades y desigualdades que alientan las prácticas de odios y violencias.
Los derechos son una construcción colectiva en tiempos prolongados y para que un solo derecho llegue a su pleno reconocimiento pueden trascurrir varios siglos hasta mezclarse con los resultados provisionales de otras luchas humanas, civiles o armadas que los convierten en inderogables. La paz en cambio puede lograrse en tiempos cortos, obedecer a conciliaciones o acuerdos de pocos para alcanzar estabilidad en las partes de una unidad, a la vez que sirve para mantener la ausencia de guerra, el fin de unas violencias y la esperanza de su eliminación definitiva, las estructuras de la paz son frágiles y contrario a los derechos puede ser derogada incluso por virtud democrática, por desacuerdos o por sumatoria de voces producidas por ventrílocuos.
espero que te ayude