NADA más simple que criminalizar a los imberbes fuera de control que usan la violencia en las movilizaciones estudiantiles sin parar después a examinar qué sensaciones tienen que sentir en su interior varios de nuestros propios adolescentes. No pocos de ellos, desde luego, habrán observado en este tiempo la manera deshumanizada con la que enviaban al paro a sus papás, madres y hermanos, habrán conocido estrecheces, y se habrán dado cuenta de que el futuro que les espera va a ser duro e inclusive despiadado. Las gigantes diferencias sociales que hay hoy en España, y hay a pesar de que Cristóbal Montoro no desee creerse los datos de Cáritas, son en sí el caldo de cultivo de la ira en edades tan complicadas, por lo cual o se actúa contra aquello o la violencia cundirá como cundió en los años 30 del pasado siglo. La historia nos muestra que a una adolescencia desencantada es simple usarla como fuerza de choque de viles fines políticos, algo que además en nuestros propios días empieza a verse en ambos extremos ideológicos. Si se desea puesto que evadir la radicalización de la adolescencia no queda otra que apostar por la justicia social, por atender a sus necesidades y por trasmitirle valores positivos y esperanzados. O se le da prioridad a los inconvenientes que padece nuestra adolescencia y se actúa de manera integral o el futuro va a ser oscuro.
Respuesta:
espero que te ayude corona
Explicación:
NADA más simple que criminalizar a los imberbes fuera de control que usan la violencia en las movilizaciones estudiantiles sin parar después a examinar qué sensaciones tienen que sentir en su interior varios de nuestros propios adolescentes. No pocos de ellos, desde luego, habrán observado en este tiempo la manera deshumanizada con la que enviaban al paro a sus papás, madres y hermanos, habrán conocido estrecheces, y se habrán dado cuenta de que el futuro que les espera va a ser duro e inclusive despiadado. Las gigantes diferencias sociales que hay hoy en España, y hay a pesar de que Cristóbal Montoro no desee creerse los datos de Cáritas, son en sí el caldo de cultivo de la ira en edades tan complicadas, por lo cual o se actúa contra aquello o la violencia cundirá como cundió en los años 30 del pasado siglo. La historia nos muestra que a una adolescencia desencantada es simple usarla como fuerza de choque de viles fines políticos, algo que además en nuestros propios días empieza a verse en ambos extremos ideológicos. Si se desea puesto que evadir la radicalización de la adolescencia no queda otra que apostar por la justicia social, por atender a sus necesidades y por trasmitirle valores positivos y esperanzados. O se le da prioridad a los inconvenientes que padece nuestra adolescencia y se actúa de manera integral o el futuro va a ser oscuro.