Desde comienzos de la Edad Media, la vida comercial y urbana se había estancado considerablemente. Por ello, la tierra se convirtió en casi la única fuente de riqueza: mas del 90 por ciento de la población feudal basada, sobre todo, en el cultivo de cereales.
La introducción de la rotación trienal, que consistía en alternar cultivos diferentes en cada una de las tres parcelas en las que se dividía un campo de cultivo: el primer año se sembraba trigo; el segundo año, otro cereal o leguminosa y el tercer año, se dejaba descansar el campo.
Explicación:
La economía del imperio romano se basaba principalmente en el mundo agrario, manteniendo un cierto comercio e intercambio de productos agrarios entre los distintos territorios.
Tras su caída como consecuencia de la llegada y el asentamiento de los pueblos bárbaros, durante los primeros siglos de la Edad Media este modelo se hizo mucho más cerrado, apareciendo una agricultura básicamente destinada a la población local, y con un sistema de cultivos muy homogéneo en toda Europa: huertas de frutas y hortalizas en las proximidades de las poblaciones, un poco más allá leguminosas y cultivos de regadío y, finalmente, tierras de secano destinadas a cereales.
Junto con esto, las tierras no roturadas proporcionaban pastos para el ganado y bosques donde se obtenía caza, recolección de frutos y leña.
Respuesta:
Una economía agraria
Desde comienzos de la Edad Media, la vida comercial y urbana se había estancado considerablemente. Por ello, la tierra se convirtió en casi la única fuente de riqueza: mas del 90 por ciento de la población feudal basada, sobre todo, en el cultivo de cereales.
Respuesta:
La introducción de la rotación trienal, que consistía en alternar cultivos diferentes en cada una de las tres parcelas en las que se dividía un campo de cultivo: el primer año se sembraba trigo; el segundo año, otro cereal o leguminosa y el tercer año, se dejaba descansar el campo.
Explicación:
La economía del imperio romano se basaba principalmente en el mundo agrario, manteniendo un cierto comercio e intercambio de productos agrarios entre los distintos territorios.
Tras su caída como consecuencia de la llegada y el asentamiento de los pueblos bárbaros, durante los primeros siglos de la Edad Media este modelo se hizo mucho más cerrado, apareciendo una agricultura básicamente destinada a la población local, y con un sistema de cultivos muy homogéneo en toda Europa: huertas de frutas y hortalizas en las proximidades de las poblaciones, un poco más allá leguminosas y cultivos de regadío y, finalmente, tierras de secano destinadas a cereales.
Junto con esto, las tierras no roturadas proporcionaban pastos para el ganado y bosques donde se obtenía caza, recolección de frutos y leña.