Hay que admitir en el actor una especie de musculatura afectiva que corresponde a las localizaciones físicas de los sentimientos.
El actor es como el atleta físico, pero con una sorprendente diferencia: su organismo afectivo es análogo, paralelo al organismo del atleta, su doble en verdad, aunque no actúe en el mismo plano.
El actor es un atleta del corazón.
La división de la persona total en tres mundos vale también para él; y solo a él le pertenece la esfera afectiva.
Hay que admitir en el actor una especie de musculatura afectiva que corresponde a las localizaciones físicas de los sentimientos.
El actor es como el atleta físico, pero con una sorprendente diferencia: su organismo afectivo es análogo, paralelo al organismo del atleta, su doble en verdad, aunque no actúe en el mismo plano.
El actor es un atleta del corazón.
La división de la persona total en tres mundos vale también para él; y solo a él le pertenece la esfera afectiva.
Le pertenece orgánicamente