El fascismo nace en Italia en torno a los años 20, tras la I Guerra Mundial, y su cabeza visible fue Benito Mussolini. El fascismo no tardó en expandirse y en apenas diez años ya estaba consolidado siendo una realidad en varios países europeos, con los ejemplos de Alemania e Italia como los más conocidos.
Era una ideología política opuesta a las democracias y al comunismo (Tercera Posición), de corte corporativista y totalitario y con un nacionalismo exacerbado en detrimento de las clases sociales, también negaba la existencia de partidos políticos siendo el Partido Único el beneficiario de esta supresión. Además, en Europa se caracterizó por un marcado componente antisemita, entre otras características.
España, en esta época, vivía tiempos convulsos, de cambio político y transformación socio-económica, con la implantación de la II República Española. Sera en esta etapa y nada más proclamarse la II Republica cuando las ideas fascistas comenzaron a brotar en España de la mano de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, primeramente, y José Antonio Primo de Rivera, después.
El fascismo nace en Italia en torno a los años 20, tras la I Guerra Mundial, y su cabeza visible fue Benito Mussolini. El fascismo no tardó en expandirse y en apenas diez años ya estaba consolidado siendo una realidad en varios países europeos, con los ejemplos de Alemania e Italia como los más conocidos.
Era una ideología política opuesta a las democracias y al comunismo (Tercera Posición), de corte corporativista y totalitario y con un nacionalismo exacerbado en detrimento de las clases sociales, también negaba la existencia de partidos políticos siendo el Partido Único el beneficiario de esta supresión. Además, en Europa se caracterizó por un marcado componente antisemita, entre otras características.
España, en esta época, vivía tiempos convulsos, de cambio político y transformación socio-económica, con la implantación de la II República Española. Sera en esta etapa y nada más proclamarse la II Republica cuando las ideas fascistas comenzaron a brotar en España de la mano de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, primeramente, y José Antonio Primo de Rivera, después.