La historia de la región mediterránea es la de la interacción entre las culturas y la gente de las tierras que rodean sus costas, la vía principal de transporte para el intercambio comercial y cultural entre los diversos pueblos hasta la llegada del ferrocarril y el transporte aéreo. El conocimiento de esta historia es importante para entender el origen y desarrollo de Mesopotamia, Egipto, Persia, Fenicia, así como el de los pueblos judío, griego, latinos (Italia, Francia, España y Portugal), árabes y la cultura otomana, y por lo tanto es necesario para comprender el posterior desarrollo de la civilización occidental.
El mar mediterráneo ha sido uno de los más importantes para el ser humano debido a que es poco profundo y tiene escasas corrientes lo que facilita la navegación. Sus riberas tienen un clima templado con veranos secos y calurosos así como inviernos con heladas y lluvias suficientes para la agricultura. Además sus islas están a poca distancia de los territorios continentales lo que ha facilitado el contacto entre los pueblos y el traslado de mercancías.
La fértil zona del Mediterráneo oriental vio nacer el Neolítico en occidente y crecer las primeras civilizaciones. La primera fue: Sumeria, que surgió en Mesopotamia en el IV milenio a. C., y poco después el valle: del Nilo se unía bajo los primeros faraones; la civilización se extendió rápidamente por el Levante (Siria, Líbano e Israel), un área de similar geografía y clima que facilita el crecimiento de plantas anuales con semillas comestibles y con una mayor productividad a lo largo de las estaciones que las plantas perennes. En el Creciente se encuentran las plantas que fueron más importantes en el neolítico, como el farro, trigo, cebada, lino, garbanzo, guisante, lenteja o el yero, y allí comenzó la domesticación de cinco especies de animales: la vaca, la cabra, la oveja, el cerdo y el caballo.
Más tarde, se desarrollaron los grandes imperios de Asia Menor, como el asirio y el hitita. La expansión se retrasó hasta que fueron capaces de construir barcos apropiados para cruzar el mar, al tiempo que se desarrollaban las sociedades en Chipre y otras islas, y en Creta florecía la civilización minoica. Mientras que en las primeras épocas prosperaron las ciudades situadas junto a los ríos, las sociedades situadas en la costa se enriquecieron posteriormente con el comercio marítimo, consiguiendo mayor poder.
También se desarrolló la civilización griega en el extremo noreste de mediterráneo en los territorios que hoy ocupa Grecia en las costas de Asia Menor (Turquía) y en varias islas como Creta, Chipre, Rodas, y Sicilia.
Edad antigua
Artículos principales: Cuenca del Mediterráneo y Antigüedad clásica.
Véanse también: Imperio aqueménida, Periodo helenístico, Cartago e Imperio romano.
Los más notables fueron las ciudades estados griegas y fenicias. Los griegos se extendieron a través del mar Negro y al sur hasta el mar Rojo. Los fenicios exploraron el Mediterráneo occidental, incluyendo el norte de África y la península ibérica. El núcleo fenicio en el Levante estaba dominado por los reinos arraigados al este, en Mesopotamia y Persia, y los fenicios proporcionaban a menudo las fuerzas navales del aqueménida.
Conquistas de Alejandro Magno.
Al norte de Grecia continental, en Macedonia, la habilidad tecnológica y de organización griega se forjó a través de diferentes guerras, en las que vencían gracias a la caballería. Bajo el mando de Alejandro Magno, esta fuerza se encaminó al este, y en una serie de tres batallas decisivas, derrotó a las fuerzas persas y tomó su imperio, que incluía Egipto y las tierras fenicias. Con ello, los centros principales del Mediterráneo se integraron en el imperio de Alejandro. Su imperio no le sobrevivió, y el Oriente Medio, Egipto, y Grecia fueron otra vez independientes, pero las conquistas de Alejandro difundieron los conocimientos y las ideas griegas a través de la región.
Véase también: Helenización
La región mediterránea oriental fue eclipsada en el 220 a. C. por los pueblos del oeste. En África del norte, la colonia fenicia de Cartago creció hasta dominar sus alrededores con un imperio que mantuvo muchas de las características fenicias. Sin embargo, fue una ciudad en la península italiana, Roma, la que dominaría toda la cuenca mediterránea.
El Imperio romano en la época de mayor expansión. (En el año 60)
Expandiéndose primero a través de Italia, Roma derrotó a Cartago en las [guerras púnicas], convirtiéndose en la fuerza principal de la región. Los romanos pronto invadieron el este que regía Grecia, y la herencia griega desempeñó un papel importante en el Imperio romano. En esta época las culturas costeras que se dedicaban al comercio habían dominado sobre los valles interiores que habían sido la cuna de las grandes civilizaciones. En Egipto se desplazó el centro del poder desde el Nilo hacia Alejandría. Mesopotamia se convirtió en una región fronteriza entre el Imperio romano y los persas.
La historia de la región mediterránea es la de la interacción entre las culturas y la gente de las tierras que rodean sus costas, la vía principal de transporte para el intercambio comercial y cultural entre los diversos pueblos hasta la llegada del ferrocarril y el transporte aéreo. El conocimiento de esta historia es importante para entender el origen y desarrollo de Mesopotamia, Egipto, Persia, Fenicia, así como el de los pueblos judío, griego, latinos (Italia, Francia, España y Portugal), árabes y la cultura otomana, y por lo tanto es necesario para comprender el posterior desarrollo de la civilización occidental.
El mar mediterráneo ha sido uno de los más importantes para el ser humano debido a que es poco profundo y tiene escasas corrientes lo que facilita la navegación. Sus riberas tienen un clima templado con veranos secos y calurosos así como inviernos con heladas y lluvias suficientes para la agricultura. Además sus islas están a poca distancia de los territorios continentales lo que ha facilitado el contacto entre los pueblos y el traslado de mercancías.
La fértil zona del Mediterráneo oriental vio nacer el Neolítico en occidente y crecer las primeras civilizaciones. La primera fue: Sumeria, que surgió en Mesopotamia en el IV milenio a. C., y poco después el valle: del Nilo se unía bajo los primeros faraones; la civilización se extendió rápidamente por el Levante (Siria, Líbano e Israel), un área de similar geografía y clima que facilita el crecimiento de plantas anuales con semillas comestibles y con una mayor productividad a lo largo de las estaciones que las plantas perennes. En el Creciente se encuentran las plantas que fueron más importantes en el neolítico, como el farro, trigo, cebada, lino, garbanzo, guisante, lenteja o el yero, y allí comenzó la domesticación de cinco especies de animales: la vaca, la cabra, la oveja, el cerdo y el caballo.
Más tarde, se desarrollaron los grandes imperios de Asia Menor, como el asirio y el hitita. La expansión se retrasó hasta que fueron capaces de construir barcos apropiados para cruzar el mar, al tiempo que se desarrollaban las sociedades en Chipre y otras islas, y en Creta florecía la civilización minoica. Mientras que en las primeras épocas prosperaron las ciudades situadas junto a los ríos, las sociedades situadas en la costa se enriquecieron posteriormente con el comercio marítimo, consiguiendo mayor poder.
También se desarrolló la civilización griega en el extremo noreste de mediterráneo en los territorios que hoy ocupa Grecia en las costas de Asia Menor (Turquía) y en varias islas como Creta, Chipre, Rodas, y Sicilia.
Edad antigua
Artículos principales: Cuenca del Mediterráneo y Antigüedad clásica.
Véanse también: Imperio aqueménida, Periodo helenístico, Cartago e Imperio romano.
Los más notables fueron las ciudades estados griegas y fenicias. Los griegos se extendieron a través del mar Negro y al sur hasta el mar Rojo. Los fenicios exploraron el Mediterráneo occidental, incluyendo el norte de África y la península ibérica. El núcleo fenicio en el Levante estaba dominado por los reinos arraigados al este, en Mesopotamia y Persia, y los fenicios proporcionaban a menudo las fuerzas navales del aqueménida.
Conquistas de Alejandro Magno.
Al norte de Grecia continental, en Macedonia, la habilidad tecnológica y de organización griega se forjó a través de diferentes guerras, en las que vencían gracias a la caballería. Bajo el mando de Alejandro Magno, esta fuerza se encaminó al este, y en una serie de tres batallas decisivas, derrotó a las fuerzas persas y tomó su imperio, que incluía Egipto y las tierras fenicias. Con ello, los centros principales del Mediterráneo se integraron en el imperio de Alejandro. Su imperio no le sobrevivió, y el Oriente Medio, Egipto, y Grecia fueron otra vez independientes, pero las conquistas de Alejandro difundieron los conocimientos y las ideas griegas a través de la región.
Véase también: Helenización
La región mediterránea oriental fue eclipsada en el 220 a. C. por los pueblos del oeste. En África del norte, la colonia fenicia de Cartago creció hasta dominar sus alrededores con un imperio que mantuvo muchas de las características fenicias. Sin embargo, fue una ciudad en la península italiana, Roma, la que dominaría toda la cuenca mediterránea.
El Imperio romano en la época de mayor expansión. (En el año 60)
Expandiéndose primero a través de Italia, Roma derrotó a Cartago en las [guerras púnicas], convirtiéndose en la fuerza principal de la región. Los romanos pronto invadieron el este que regía Grecia, y la herencia griega desempeñó un papel importante en el Imperio romano. En esta época las culturas costeras que se dedicaban al comercio habían dominado sobre los valles interiores que habían sido la cuna de las grandes civilizaciones. En Egipto se desplazó el centro del poder desde el Nilo hacia Alejandría. Mesopotamia se convirtió en una región fronteriza entre el Imperio romano y los persas.