En los últimos años países como Perú han tenido un crecimiento sostenido que les ha permitido reducir la pobreza monetaria. Hay quienes señalan que este crecimiento agudiza las inequidades.
Definitivamente varios países de la región están creciendo y esa mejora se ve reflejada en la disminución de la pobreza monetaria. Pero esa pobreza se mide por el ingreso y gasto de las familias. Si miramos la pobreza multidimensional - que se refiere a las mejoras de la vivienda, acceso al agua y saneamiento a educación y salud de calidad - encontraremos que todavía hay un importante porcentaje de familias que no han logrado superarla.
¿Se han producido avances importantes en estos últimos 25 años?
Sí, definitivamente se ha avanzado mucho. La región tiene avances significativos en la disminución de la mortalidad infantil, la mortalidad materna, en la cobertura escolar. En realidad hay una serie de indicadores que confirman que se ha mejorado muchísimo la situación de la infancia.
Los problemas que seguimos teniendo son desigualdad, desnutrición infantil, violencia, discriminación de las poblaciones indígenas y afro descendientes y calidad educativa. Son problemas que frenan a las sociedades latinoamericanas.
Hace unos días en la reunión de CEPAL veíamos que es primordial crecer para igualar e igualar para crecer. Una sociedad que crece, a un ritmo como el que viene creciendo Perú, requiere de una base social sólida sobre la que se asiente ese crecimiento. Esta base viene de la igualdad.
Debemos recordar que la desigualdad genera descontento social. Lo hemos visto en distintos países de la región. Por ejemplo, en Brasil, a pesar de que las cifras económicas mostraban un auge, en la calle se han dado manifestaciones de gente muy descontenta por cómo funcionaban los servicios. Lo mismo sucedió en Chile ante la privatización de la educación. Son problemas que no podemos dejar de lado.
Para mí el objetivo número uno sería la reducción de la pobreza. Se puede eliminar la pobreza extrema en los países de la región con la riqueza que se está generando. Para hacerlo, reitero, se debe invertir en el capital humano. Es muy positivo que se esté prestando especial atención a la primera infancia porque es la etapa donde se logra el mayor desarrollo cognitivo, emocional y físico.
Igualmente, creo que hay que seguir trabajando en salud, educación y nutrición. Debemos procurar que los servicios sean de mayor calidad. Por ejemplo, hay que enfocarnos en mejorar la calidad de la educación. No podemos sentirnos satisfechos solo porque se incrementó la matrícula escolar. Hay que dirigir nuestros esfuerzos a que el niño realmente aprenda y culmine oportuna y satisfactoriamente su educación.
Es que necesitamos tener claro que todas las personas tenemos los mismos derechos y debemos tener iguales oportunidades. Deberíamos tener la certeza que si alguien estudia, no importa el color de su piel o de donde venga, tendrá una oportunidad de desarrollarse plenamente en nuestra sociedad.
Tenemos que ser conscientes que hay un serio problema cultural que impide la movilidad social de las personas y la igualdad de oportunidades. Es un problema que no se resuelve con una ley o una política sino que requiere un cambio cultural que no se da de la noche a la mañana. Es necesario derrumbar prejuicios. La igualdad es el gran desafío.
En los últimos años países como Perú han tenido un crecimiento sostenido que les ha permitido reducir la pobreza monetaria. Hay quienes señalan que este crecimiento agudiza las inequidades.
Definitivamente varios países de la región están creciendo y esa mejora se ve reflejada en la disminución de la pobreza monetaria. Pero esa pobreza se mide por el ingreso y gasto de las familias. Si miramos la pobreza multidimensional - que se refiere a las mejoras de la vivienda, acceso al agua y saneamiento a educación y salud de calidad - encontraremos que todavía hay un importante porcentaje de familias que no han logrado superarla.
¿Se han producido avances importantes en estos últimos 25 años?
Sí, definitivamente se ha avanzado mucho. La región tiene avances significativos en la disminución de la mortalidad infantil, la mortalidad materna, en la cobertura escolar. En realidad hay una serie de indicadores que confirman que se ha mejorado muchísimo la situación de la infancia.
Los problemas que seguimos teniendo son desigualdad, desnutrición infantil, violencia, discriminación de las poblaciones indígenas y afro descendientes y calidad educativa. Son problemas que frenan a las sociedades latinoamericanas.
Hace unos días en la reunión de CEPAL veíamos que es primordial crecer para igualar e igualar para crecer. Una sociedad que crece, a un ritmo como el que viene creciendo Perú, requiere de una base social sólida sobre la que se asiente ese crecimiento. Esta base viene de la igualdad.
Debemos recordar que la desigualdad genera descontento social. Lo hemos visto en distintos países de la región. Por ejemplo, en Brasil, a pesar de que las cifras económicas mostraban un auge, en la calle se han dado manifestaciones de gente muy descontenta por cómo funcionaban los servicios. Lo mismo sucedió en Chile ante la privatización de la educación. Son problemas que no podemos dejar de lado.
Para mí el objetivo número uno sería la reducción de la pobreza. Se puede eliminar la pobreza extrema en los países de la región con la riqueza que se está generando. Para hacerlo, reitero, se debe invertir en el capital humano. Es muy positivo que se esté prestando especial atención a la primera infancia porque es la etapa donde se logra el mayor desarrollo cognitivo, emocional y físico.
Igualmente, creo que hay que seguir trabajando en salud, educación y nutrición. Debemos procurar que los servicios sean de mayor calidad. Por ejemplo, hay que enfocarnos en mejorar la calidad de la educación. No podemos sentirnos satisfechos solo porque se incrementó la matrícula escolar. Hay que dirigir nuestros esfuerzos a que el niño realmente aprenda y culmine oportuna y satisfactoriamente su educación.
Es que necesitamos tener claro que todas las personas tenemos los mismos derechos y debemos tener iguales oportunidades. Deberíamos tener la certeza que si alguien estudia, no importa el color de su piel o de donde venga, tendrá una oportunidad de desarrollarse plenamente en nuestra sociedad.
Tenemos que ser conscientes que hay un serio problema cultural que impide la movilidad social de las personas y la igualdad de oportunidades. Es un problema que no se resuelve con una ley o una política sino que requiere un cambio cultural que no se da de la noche a la mañana. Es necesario derrumbar prejuicios. La igualdad es el gran desafío.