Cuenta la tradición que en el siglo XVIII la esclava Josefa Marmanillo fue puesta en libertad debido a una parálisis en los brazos que no le permitía trabajar. Así, Doña Pepa, como la llamaban, viajó desde su natal Cañete hasta Lima, donde su fe y devoción por el Cristo Moreno le devolvieron el movimiento y la salud. En agradecimiento, creó un dulce dedicado a la imagen de Pachacamilla. Hoy en día el clásico postre es recreado por miles de marcas y aunque se ha ido adaptando a nuestros tiempos –por ejemplo, actualmente se hace con manteca vegetal o mantequilla y no con manteca de cerdo–, se mantiene como uno de los postres más populares.
LOS TURRONEROS DE HOY Grageas, bolitas de caramelo y caracoles con mensaje cubren los turrones de la Av. Tacna, el lugar más tradicional para comprar ese dulce. Allí las turroneras de las tiendas, que han reemplazado a las vianderas de otros tiempos, invitan los turrones tradicionales con masa de manteca y miel de higo, naranja o chancaca, y, los de exportación, con masa de mantequilla y miel de cinco frutas, para que escoja su favorito. Las marcas que se imponen son el Turrón San José y el Doña Pepa.
El chef Israel Laura acaba de incluir en la nueva carta de su restaurante El 550 el postre del mes morado. “Es un dulce que no se puede reinterpretar, sino no lo podrías llamar turrón”, afirma. Él nos presenta un clásico turrón con miel de chancaca, acompañado por granizado de mandarina y granadilla y coulis de maracuyá. “El granizado lo hace más fresco y el coulis le da un toque cítrico que resalta su sabor”, detalla.
En el recorrido turronero, uno de los más recomendados es el que prepara la señora Elsa Ruiz de Cubillas. Viene en una caja blanca, con miel de frutas hervidas por siete horas, a fuego lento, y una cubierta de rodajas de piña y membrillo confitado, que se ha convertido en su sello. “Probando recetas de masas, di con la que no era ni tan tiesa ni blanda, pero creo que el secreto está en hacerlo con cariño”, confiesa. La señora Cubillas prepara más de 90 kilos de turrón cada octubre y no por falta de clientes, sino que se resiste a hacerlo de manera industrial, para que no pierda el sabor casero.
Delichioso es la empresa familiar de Rocío Abugattás. Ella hace todo tipo de dulces, pasteles salados y galletas que reparte cada viernes. El turrón de Doña Pepa lo hace su tío Augusto Brescia. “La receta fue heredada de la pastelería Solari, que era de mis padres”, nos cuenta Augusto. Convencido de que el secreto de la suavidad del turrón está en las manos del turronero, nos propone un turrón en su punto, con pocas grageas y mucha miel.
Aunque muchos se han inspirado en nuestro turrón para crear otras preparaciones, este postre milagroso permanece inalterable como un clásico que se resiste a desaparecer
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Los mas populares son lo TURRONES por el Mes Morado
Por Marissa Chiappe Lanatta
Cuenta la tradición que en el siglo XVIII la esclava Josefa Marmanillo fue puesta en libertad debido a una parálisis en los brazos que no le permitía trabajar. Así, Doña Pepa, como la llamaban, viajó desde su natal Cañete hasta Lima, donde su fe y devoción por el Cristo Moreno le devolvieron el movimiento y la salud. En agradecimiento, creó un dulce dedicado a la imagen de Pachacamilla. Hoy en día el clásico postre es recreado por miles de marcas y aunque se ha ido adaptando a nuestros tiempos –por ejemplo, actualmente se hace con manteca vegetal o mantequilla y no con manteca de cerdo–, se mantiene como uno de los postres más populares.
LOS TURRONEROS DE HOY
Grageas, bolitas de caramelo y caracoles con mensaje cubren los turrones de la Av. Tacna, el lugar más tradicional para comprar ese dulce. Allí las turroneras de las tiendas, que han reemplazado a las vianderas de otros tiempos, invitan los turrones tradicionales con masa de manteca y miel de higo, naranja o chancaca, y, los de exportación, con masa de mantequilla y miel de cinco frutas, para que escoja su favorito. Las marcas que se imponen son el Turrón San José y el Doña Pepa.
El chef Israel Laura acaba de incluir en la nueva carta de su restaurante El 550 el postre del mes morado. “Es un dulce que no se puede reinterpretar, sino no lo podrías llamar turrón”, afirma. Él nos presenta un clásico turrón con miel de chancaca, acompañado por granizado de mandarina y granadilla y coulis de maracuyá. “El granizado lo hace más fresco y el coulis le da un toque cítrico que resalta su sabor”, detalla.
En el recorrido turronero, uno de los más recomendados es el que prepara la señora Elsa Ruiz de Cubillas. Viene en una caja blanca, con miel de frutas hervidas por siete horas, a fuego lento, y una cubierta de rodajas de piña y membrillo confitado, que se ha convertido en su sello. “Probando recetas de masas, di con la que no era ni tan tiesa ni blanda, pero creo que el secreto está en hacerlo con cariño”, confiesa. La señora Cubillas prepara más de 90 kilos de turrón cada octubre y no por falta de clientes, sino que se resiste a hacerlo de manera industrial, para que no pierda el sabor casero.
Delichioso es la empresa familiar de Rocío Abugattás. Ella hace todo tipo de dulces, pasteles salados y galletas que reparte cada viernes. El turrón de Doña Pepa lo hace su tío Augusto Brescia. “La receta fue heredada de la pastelería Solari, que era de mis padres”, nos cuenta Augusto. Convencido de que el secreto de la suavidad del turrón está en las manos del turronero, nos propone un turrón en su punto, con pocas grageas y mucha miel.
Aunque muchos se han inspirado en nuestro turrón para crear otras preparaciones, este postre milagroso permanece inalterable como un clásico que se resiste a desaparecer