A ratos mesiánico y a cada rato vanidoso y jactancioso, Asimov afirma que "una de las misiones de la novela científica es hacerle menos desabrido al hombre normal el hecho del cambio". Quiere evitar sustos y sobresaltos ante la aparición de robots en nuestra vida cotidiana o predispone para la eventual estancia en Puertomarte, así sea sin Hilda. Estamos sometidos a cuatro series de cambios revolucionarios ("explosiones") de trayectoria clara e inevitable: la explosión demográfica, negada o ponderada por muchos demógrafos; la explosión del automatismo, o aguas con la robotiza; la explosión del saber o el aliviane mediocre de la informática; y la explosión liberadora de las "minorías" raciales, o de cómo también los negros colonizarán la Galaxia (antes que nada, Asimov es gringo y blanco).
A ratos mesiánico y a cada rato vanidoso y jactancioso, Asimov afirma que "una de las misiones de la novela científica es hacerle menos desabrido al hombre normal el hecho del cambio". Quiere evitar sustos y sobresaltos ante la aparición de robots en nuestra vida cotidiana o predispone para la eventual estancia en Puertomarte, así sea sin Hilda. Estamos sometidos a cuatro series de cambios revolucionarios ("explosiones") de trayectoria clara e inevitable: la explosión demográfica, negada o ponderada por muchos demógrafos; la explosión del automatismo, o aguas con la robotiza; la explosión del saber o el aliviane mediocre de la informática; y la explosión liberadora de las "minorías" raciales, o de cómo también los negros colonizarán la Galaxia (antes que nada, Asimov es gringo y blanco).